Según la información recabada por el periodista, el acuerdo incluirá la compra de, al menos, 24 cazas pesados Sukhoi Su-35SE. Muchos de esos aviones ya están fabricados, porque fueron parte de un pedido no concretado por Egipto.
Egipto se iba a convertir en el primer cliente del Su-35 en la zona de Medio Oriente, tras la firma de un contrato durante el año 2018 (no confirmado hasta mayo del 2020), que comprendía la entrega de 24/26 unidades por un monto aproximado de USD 3.000 millones. De hecho, 15 o 16 aviones ya fueron fabricados y estaban listos para su entrega, pero Egipto nunca los recibió.
El impedimento para la concreción de la operación fue que Estados Unidos amenazó con sancionar a Egipto si seguía adelante con la incorporación de los Su-35. La operatividad de su flota de más de 200 F-16, decenas de helicópteros AH-64 Apache, y cientos de tanques M-1 Abrams estaba en riesgo.
Luego Rusia intentó colocar 11 de estos Su-35 en Indonesia, que tiempo atrás había casi concretado la compra de una partida de estos cazas pesados. Pero hace unos días el jefe de la Fuerza Aérea indonesia declaró que el Su-35 quedaba descartado, en favor de la opción por el Rafale francés y el F-15EX norteamericano.
Como Egipto ya había pagado y los aviones se habían construido, el contrato no podía ser cancelado. Pero Cairo autorizó a United Aircraft Corporation (UAC) a revenderlos en su nombre. Y ahora el cliente más probable parece ser Irán, que pagará con barriles de crudo los USD 3.000 millones que salen los 24 Su-35.
La Fuerza Aérea de la República Islámica de Irán (IRIAF) ya habría seleccionado a 30 pilotos de F-14A Tomcat, MiG-29 Fulcrum y F-4E Phantom II para ser enviados a Rusia a recibir el entrenamiento para operar el Su-35. Si el acuerdo de defensa se firma en enero, el entrenamiento comenzará casi inmediatamente y para mediados del 2022 la totalidad de los 24 Su-35SE serían entregados.
Parte del acuerdo de armamento también incluyen trabajos de extensión de vida útil, revisión y actualización de 23 aviones MiG-29 y 25 bombarderos de ataque Su-24MK. Dichas obras se llevarán a cabo en instalaciones iraníes.
Dentro del paquete de armamento a adquirir se contempla la compra de dos baterías de misiles anti-aéreos de largo alcance S-400, que buscarán dar una mejor protección a áreas estratégicas, como por ejemplo, las instalaciones del programa nuclear iraní (instalaciones que Israel públicamente avisó que va a atacar, más pronto que tarde).
También se menciona la compra de un satélite militar, aunque aún no se sabe si será de observación e inteligencia o de comunicaciones.
Este acuerdo, de concretarse, sería el primer paso significativo que de Irán hacia una modernización de su Fuerza Aérea. Los 10.000 millones de dólares de costo serían pagados en su totalidad o en gran parte con barriles de petróleo, que pese a que Rusia es autosuficiente en materia energética (y de hecho, un gran exportador), es lo único con que Irán puede pagar.
Y 10.000 millones es realmente poco si se tiene en cuenta la enorme necesidad de renovación de material que aflige a todas sus Fuerzas Armadas. Tal vez sea todo lo que la golpeada economía iraní puede manejar por ahora, o tal vez sea el primero de más acuerdos de armas por petróleo.
El J-10 chino podría ser un buen complemento al Su-35 ruso. |
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