El primer satélite geoestacionario superó la prueba de no recibir luz solar directa y sus funcionamiento fue garantizado por la energía almacenada en su batería.
El satélite geoestacionario de telecomunicaciones argentino Arsat-1 superó el desafío térmico de estar oculto de la luz solar y presta servicios plenamente, en tanto el Arsat-2 atraviesa la etapa de ensayos ambientales, informó la empresa nacional Arsat.
Al no recibir luz solar directa, el funcionamiento del aparato fue garantizado por la energía almacenada en su batería, que le permite mantener sus sistemas activos y un comportamiento nominal, de acuerdo a los parámetros programados.
El satélite resistió perfectamente las transiciones térmicas extremas y veloces que implican su ingreso y salida del cono de sombra, circunstancias en las que pasa en minutos de un calor de 140 grados a pleno sol, a un enfriamiento de 200 grados bajo cero en plena oscuridad, para recobrar súbitamente la alta temperatura ni bien vuelve a iluminarse.
El Arsat-1 "pasó su primera temporada de eclipses, una prueba de máximo nivel para su subsistema térmico y el de potencia, y un importante indicativo del completo éxito de la misión", afirmó la empresa de telecomunicaciones. El aparato "cumplió seis meses en el espacio y hace más de cuatro presta servicios, con casi todos los clientes migrados entre fines de febrero y mediados de abril", agregó.
El siguiente satélite, el Arsat-2, "está en fase de ensayos ambientales", precisó.
Lanzado el 16 de octubre pasado desde Kourou, en Guyana Francesa, el primer satélite geoestacionario argentino de telecomunicaciones superó su primera temporada de eclipses, entre el 26 de febrero y el 13 de abril, fecha en la que la órbita pasó todos los días por un cono de sombra y penumbra generado por la Tierra.
El 20 de marzo pasado, además, se combinaron los eclipses de Tierra y Luna, dando lugar a uno de los eclipses más largos del Siglo XXI. Los eclipses son una de las pruebas más importantes que deben afrontar los satélites geoestacionarios durante su vida útil.
Mientras tanto, el Arsat-2 está en fase de ensayos ambientales, en los que se prueba su aptitud para resistir las condiciones del lanzamiento y de vida en el espacio.
En una reunión mantenida con la empresa francesa Arianespace, encargada del lanzamiento al espacio, y el ministro de Planificación, Julio De Vido, se proyectó el lanzamiento del Arsat-2 "en septiembre de este año", reportó la empresa.
Matías Bianchi, presidente de Arsat, dijo que "el Arsat-1 es un satélite robusto que ha superado uno a uno todos los desafíos que enfrentó desde el día del lanzamiento", lo que enorgullece a las empresas Arsat y la rionegrina Invap, y a sus técnicos e ingenieros que diseñaron y construyeron satélites aptos para transmitir a 36.000 kilómetros de distancia de la Tierra.
"Desde 2003, con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, en Argentina existe una política de recuperación del Estado, de defensa de la soberanía, y de desarrollo de la industria y de la tecnología, que hizo posible, entre cosas, que los argentinos tengamos nuestro primer satélite geoestacionario", balanceó.
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