Más allá de la infundada controversia, la gran mayoría de la población percibe la fiesta patria y el desfile militar como un gesto de unidad nacional, no una manera de exaltar conflictos del pasado
Por Rosendo Fraga - Zona Militar
Los desfiles militares no son una costumbre exclusiva de los regimenes de facto ni de los gobiernos que buscan exaltar el nacionalismo. El desfile militar como conmemoración o celebración de un Estado tiene su inicio en la antigüedad clásica. No sólo sucedía en Grecia sino también en los imperios de Asia como el persa y el chino. En el Imperio Romano, el desfile de las legiones, tanto tras campañas victoriosas como en actos conmemorativos, jugó un rol relevante en la construcción de la cultura estatal.
Esta costumbre cultural, que también puede ser denominado rito estatal, se mantuvo en la era cristiana y se transformó en un símbolo en los Estados nación, aprovechandose las fiestas nacionales para realizar el desfile militar.
En la Francia del siglo XXI el desfile militar a través de los Campos Eliseos el 14 de julio es un rito estatal permanente que se mantiene con las mismas características y que no modificó -en ninguno de sus detalles- ninguno de los gobiernos, ni los socialistas ni los conservadores. En el Reino Unido sucede otro tanto con la “parada militar” que se realiza el primer sábado de junio para celebrar el cumpleaños de la Reina. En España tiene lugar con el desfile militar del día nacional que es el 12 de octubre, fecha del descubrimiento América.
Pero se trata de un rito vinculado también a los valores patrióticos que se realiza también fuera de Occidente. Rusia, China e India, hacen grandes desfiles militares de decenas de miles de hombres en sus respectivas fechas nacionales, más allá de ser regimenes políticos con ideologías diferentes.
En América Latina es un rito conmemorativo de la Independencia desde el siglo XIX. Se destacan los que tienen lugar todos los años en Santiago de Chile, Brasilia, Bogotá, Caracas y México DF. Ninguno de los cambios políticos que tuvieron lugar en las últimas décadas alteraron en estos países los desfiles de los que participan más de diez mil hombres.
Presidentes que en nuestra región que estuvieron detenidos y fueron torturados durante gobiernos militares nunca dejaron de presidir los desfiles militares. Fue el caso de Rousseff en Brasil o Mujica en Uruguay. Tampoco faltó nunca Bachelet, que además de haber estado exilada su padre murió en prisión en severas condiciones.
Los desfiles militares en todo el mundo en las últimas décadas suelen incorporar delegaciones de Fuerzas Armadas extranjeras, sobre todo de países cercanos o aliados, manifestación de los cambios en las relaciones internacionales que se han dado. Tropas francesas desfilando en Berlín o alemanas en Paris, hoy son símbolo de la superación de cuatro guerras libradas en dos siglos.
En el caso argentino, la incorporación de los veteranos de Malvinas es un gesto que la población acompaña con simpatía y reconocimiento, como ha sucedido tanto en 2016 como en 2017.
Cabe señalar que el Presidente argentino Mauricio Macri no estuvo presente en los dos desfiles realizados en la capital del país para conmemorar el Bicentenario de la Independencia en 2016 y el 207º aniversario de la Revolución de Mayo en 2017.
Es algo que debería revisar, dado que hace a su función indelegable como Jefe de Estado y que todos los jefes de Estado asumen. Cabe recordar que, de acuerdo a la Constitución Nacional, es el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, conduce las relaciones exteriores y es el Jefe de la Administración.
Respecto a las críticas al desfile en función del rol de las Fuerzas Armadas durante el último gobierno militar, no es algo que se discuta en ningún país de la región, en la cual la mayoría tuvo gobiernos militares y conflictos políticos derivados por violaciones a los derechos humanos, como lo atestiguan los casos mencionados anteriormente.
El mismo Juan Domingo Perón, depuesto por un golpe militar en 1955 y quien fue expulsado de las Fuerzas Armadas privándolo del uso del grado y el uniforme, cuando retorna al país 18 más tarde y vuelve a ser Presidente, asumió en plenitud todo su rol simbólico y efectivo como su Comandante en Jefe.
En su breve presidencia de nueve meses., vistió repetidamente el uniforme de Teniente General, visitó la Base Naval de Puerto Belgrano,- que había jugado un rol relevante en su derrocamiento,- y en el Colegio Militar presidió el acto por el día del Ejército.
Lo hizo, aunque incluso muchos de los generales, almirantes y brigadieres que estaban en actividad, como oficiales subalternos, habían tenido un rol activo en su derrocamiento.
En cuanto al desfile militar del pasado 27 de mayo, ninguna fuerza política relevante tomó una posición crítica, ni hubo manifestación social alguna de rechazo durante las horas que duró, así como tampoco la hubo en el posterior festival de bandas, más allá de la polémica que tuvo por ámbito las redes sociales.
Es que más allá de las polémicas sobre el pasado, la gran mayoría de la población percibe la fiesta patria y el desfile militar como un momento y un gesto de unidad nacional antes que una oportunidad de manifestación de los conflictos originados en el pasado.
El autor es analista político. Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
Por Rosendo Fraga - Zona Militar
Los desfiles militares no son una costumbre exclusiva de los regimenes de facto ni de los gobiernos que buscan exaltar el nacionalismo. El desfile militar como conmemoración o celebración de un Estado tiene su inicio en la antigüedad clásica. No sólo sucedía en Grecia sino también en los imperios de Asia como el persa y el chino. En el Imperio Romano, el desfile de las legiones, tanto tras campañas victoriosas como en actos conmemorativos, jugó un rol relevante en la construcción de la cultura estatal.
Esta costumbre cultural, que también puede ser denominado rito estatal, se mantuvo en la era cristiana y se transformó en un símbolo en los Estados nación, aprovechandose las fiestas nacionales para realizar el desfile militar.
En la Francia del siglo XXI el desfile militar a través de los Campos Eliseos el 14 de julio es un rito estatal permanente que se mantiene con las mismas características y que no modificó -en ninguno de sus detalles- ninguno de los gobiernos, ni los socialistas ni los conservadores. En el Reino Unido sucede otro tanto con la “parada militar” que se realiza el primer sábado de junio para celebrar el cumpleaños de la Reina. En España tiene lugar con el desfile militar del día nacional que es el 12 de octubre, fecha del descubrimiento América.
Pero se trata de un rito vinculado también a los valores patrióticos que se realiza también fuera de Occidente. Rusia, China e India, hacen grandes desfiles militares de decenas de miles de hombres en sus respectivas fechas nacionales, más allá de ser regimenes políticos con ideologías diferentes.
En América Latina es un rito conmemorativo de la Independencia desde el siglo XIX. Se destacan los que tienen lugar todos los años en Santiago de Chile, Brasilia, Bogotá, Caracas y México DF. Ninguno de los cambios políticos que tuvieron lugar en las últimas décadas alteraron en estos países los desfiles de los que participan más de diez mil hombres.
Presidentes que en nuestra región que estuvieron detenidos y fueron torturados durante gobiernos militares nunca dejaron de presidir los desfiles militares. Fue el caso de Rousseff en Brasil o Mujica en Uruguay. Tampoco faltó nunca Bachelet, que además de haber estado exilada su padre murió en prisión en severas condiciones.
Los desfiles militares en todo el mundo en las últimas décadas suelen incorporar delegaciones de Fuerzas Armadas extranjeras, sobre todo de países cercanos o aliados, manifestación de los cambios en las relaciones internacionales que se han dado. Tropas francesas desfilando en Berlín o alemanas en Paris, hoy son símbolo de la superación de cuatro guerras libradas en dos siglos.
En el caso argentino, la incorporación de los veteranos de Malvinas es un gesto que la población acompaña con simpatía y reconocimiento, como ha sucedido tanto en 2016 como en 2017.
Cabe señalar que el Presidente argentino Mauricio Macri no estuvo presente en los dos desfiles realizados en la capital del país para conmemorar el Bicentenario de la Independencia en 2016 y el 207º aniversario de la Revolución de Mayo en 2017.
Es algo que debería revisar, dado que hace a su función indelegable como Jefe de Estado y que todos los jefes de Estado asumen. Cabe recordar que, de acuerdo a la Constitución Nacional, es el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, conduce las relaciones exteriores y es el Jefe de la Administración.
Respecto a las críticas al desfile en función del rol de las Fuerzas Armadas durante el último gobierno militar, no es algo que se discuta en ningún país de la región, en la cual la mayoría tuvo gobiernos militares y conflictos políticos derivados por violaciones a los derechos humanos, como lo atestiguan los casos mencionados anteriormente.
El mismo Juan Domingo Perón, depuesto por un golpe militar en 1955 y quien fue expulsado de las Fuerzas Armadas privándolo del uso del grado y el uniforme, cuando retorna al país 18 más tarde y vuelve a ser Presidente, asumió en plenitud todo su rol simbólico y efectivo como su Comandante en Jefe.
En su breve presidencia de nueve meses., vistió repetidamente el uniforme de Teniente General, visitó la Base Naval de Puerto Belgrano,- que había jugado un rol relevante en su derrocamiento,- y en el Colegio Militar presidió el acto por el día del Ejército.
Lo hizo, aunque incluso muchos de los generales, almirantes y brigadieres que estaban en actividad, como oficiales subalternos, habían tenido un rol activo en su derrocamiento.
En cuanto al desfile militar del pasado 27 de mayo, ninguna fuerza política relevante tomó una posición crítica, ni hubo manifestación social alguna de rechazo durante las horas que duró, así como tampoco la hubo en el posterior festival de bandas, más allá de la polémica que tuvo por ámbito las redes sociales.
Es que más allá de las polémicas sobre el pasado, la gran mayoría de la población percibe la fiesta patria y el desfile militar como un momento y un gesto de unidad nacional antes que una oportunidad de manifestación de los conflictos originados en el pasado.
El autor es analista político. Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
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