jueves, 12 de noviembre de 2015

Guerra Irregular: El desempeño de la Brigada de Infantería Paracaidista del Ejército de Brasil en la pacificación de las favelas de Río de Janeiro


El General de Brigada Roberto Escoto actualmente sirve en el Estado Mayor del Ejército de Brasil (Foto: Ejército de Brasil). 

Fuente: http://dialogo-americas.com

General de División Roberto Escoto*
"Aunque existen diferencias entre los pandilleros y los insurgentes con respecto a sus motivaciones y sus modalidades operativas, esta conexión sugiere que las llamadas pandillas de tercera generación (3G2),son mutaciones de la insurgencia urbana".[1]
-Max G. Manwaring (Doctor en Ciencias Políticas), Colegio de Guerra del Ejército de los EE.UU.

La Brigada de Infantería Paracaidista y la 12ª Brigada de Infantería Ligera de Asalto Aéreo son las Brigadas de Infantería del Ejército de Brasil que, aparte de ser integrantes de las Fuerzas de Actuación Estratégicas (FAE), constituyen también las Fuerzas Estratégicas de Acción Rápida debido a que tienen capacidad de respuesta rápida y de proyección de fuerza en todo el territorio brasileño y en el entorno estratégico del país. Estas son precisamente las razones por las que los mejores ejércitos del mundo primero emplazan las tropas de paracaidistas y de asalto aéreo como fuerzas expedicionarias.


En los conflictos irregulares asimétricos de lo que va del siglo XXI, se emplean cada vez con más frecuencia las fuerzas de operaciones especiales y de operaciones convencionales paracaidistas y tropas de asalto aerotransportadas que están preparadas para intervenir rápida y eficazmente como fuerzas de contingencia en situaciones de crisis. Las fuerzas de la 82ª División Aerotransportada y de la 101ª División Aerotransportada de los Estados Unidos y la 16ª Brigada de Asalto Aéreo del Reino Unido desempeñaron un papel preponderante en las operaciones de combate contra grupos extremistas en Afganistán e Irak, así como también la 11ª Brigada Paracaidista de Francia en Afganistán y Malí.
La violencia extremista es el resultado de las creencias y las acciones de algunos individuos o grupos que emplean la violencia para conseguir objetivos de índole política, ideológica, social, étnica o religiosa. Abarca la insurgencia, la subversión, el terrorismo y otras formas de violencia común. [2] Las fuerzas irregulares constituyen la rama armada de esos grupos que recurren a la guerra irregular para lograr sus objetivos.

Las tropas paracaidistas desempeñaron el mismo papel preponderante cuando se empleó al Ejército de Brasil en el combate contra grupos extremistas en los años 60 y 70 y en las situaciones de crisis de seguridad pública en distintos estados de la federación que fueron provocadas por la carencia, insuficiencia o falta de disponibilidad de los organismos de seguridad pública estatales. Históricamente, la Brigada de Infantería Paracaidista ha sido la primera tropa en ser desplegada para llevar a cabo estas misiones consagradas en la Constitución de la República Federativa de Brasil.

En los años 1994 y 1995, la Brigada de Infantería Paracaidista, fue desplegada para llevar a cabo la Operación Río con el respaldo de los batallones de infantería del Ejército y de la Fuerza Aérea. La misión surgió debido al aumento de la violencia en los barrios pobres y su propagación hacia otros barrios de la ciudad, lo que generó un clima de inseguridad propiciado por los narcotraficantes y las diversas pandillas que asistían a bailes funk, consumían drogas y promovían asaltos colectivos urbanos.

De noviembre de 2010 a febrero de 2011, ante una crisis más de la seguridad pública en la ciudad de Río de Janeiro, que próximamente serviría de sede de una serie de grandes eventos de repercusión internacional, la Brigada de Infantería Paracaidista también fue la primera fuerza desplegada para llevar a cabo la Operación Arcángel, en los complejos de favelas de Alemão y Penha, en una operación de pacificación que duraría 583 días.

En abril de 2014, luego de diversos ataques a las Unidades de Policía Pacificadora (UPP), que ocasionaron innumerables bajas de policías militares y daños a sus instalaciones, vehículos y materiales, nuevamente fue la tropa paracaidista la primera en ser utilizada en la difícil misión de pacificar Maré, el mayor complejo de favelas de Río de Janeiro que tiene 15 comunidades y una población de alrededor de 140.000 habitantes̶, lo que equivale a una ciudad brasileña de mediano tamaño. Esta comunidad se encontraba aterrorizada por la actividad violenta de tres facciones criminales rivales que utilizan tácticas, estrategias y procedimientos de grupos extremistas –el Comando Vermelho (CV), el Tercer Comando Puro (TCP) y las milicias.

La raíz histórica de esta situación es el origen del Comando Vermelho, una organización delictiva que desciende de la Falange Vermelha creada en 1979 en la prisión Cândido Mendes de Ilha Grande en Angra dos Reis. A principios de los años 80, luego de años de convivir con terroristas, los presos que escaparon de Ilha Grande comenzaron a realizar numerosos asaltos a bancos, empresas y joyerías, poniendo en práctica las estrategias aprendidas en elMinimanual del Guerrillero Urbano , escrito por el terrorista Carlos Marighela.

En los inicios de la década de 1990, el Comando Vermelho influyó en la creación del Primer Comando de la Papital (PCC) en São Paulo, una organización criminal cuya conexión con el grupo terrorista Hezbolá en la región trifronteriza de Brasil-Argentina-Paraguay desde 2006 se ha tornado más evidente, según informes de recientes investigaciones de la Policía Federal. [3]

Otro sólido indicio de la asociación del crimen organizado y del narcotráfico con grupos extremistas es que en abril de 2001, el traficante Luiz Fernando da Costa, también conocido como Fernandinho Beira-Mar, líder del Comando Vermelho, fue apresado en Colombia, país en el que según las investigaciones, se encontraba negociando el intercambio de armas por cocaína con los guerrilleros de las FARC. [4]
Este artículo analiza las fases de planificación, preparación y empleo de la Brigada de Infantería Paracaidista en la pacificación del complejo de favelas de Maré, en la ciudad de Río de Janeiro, y presenta las lecciones aprendidas más importantes y los resultados de la operación. Además, examina sus consideraciones para la organización, el equipamiento y la doctrina de empleo de las Brigadas de Infantería del Ejército brasileño, destacando la importancia de la preparación para las operaciones contra las fuerzas irregulares en entornos urbanos y rurales.

PLANIFICACIÓN DE LA OPERACIÓN

La pacificación del complejo de Maré fue planificada y ejecutada como una operación de amplio espectro, en un ambiente operativo muy complejo, inestable e incierto. La planificación destacó las operaciones de inteligencia, las operaciones especiales, las operaciones de información, las operaciones interdependencias y las operaciones contra fuerzas irregulares en entornos urbanos.

La misión de la Fuerza de Pacificación Maré fue ocupar por completo el Área de Operaciones Maré y tomarlo por vía terrestre, a pie y en vehículos motorizados y mecanizados. La fuerza de pacificación también debía reemplazar a los efectivos de la Policía Militar del Estado de Río de Janeiro (PMERJ) que operaban en el área y realizar los operativos para pacificar el Área de Operaciones Maré conjuntamente con los Organismos de Seguridad y Orden Público (OSOP) y otras agencias civiles (gubernamentales y no gubernamentales). Todo esto con el objetivo de proteger a la población, impedir y reprimir las acciones de las facciones criminales, detener a sus integrantes e incautar armas, municiones, drogas y otros artículos ilícitos. [5]

La intención del Comandante de Brigada era explotar al máximo la inteligencia, las operaciones especiales y las operaciones de información. Además, pretendía aplicar una ofensiva de sorpresa; cubrir densamente la zona; establecer puntos fuertes; realizar operaciones de saturación de patrullaje a pie, motorizado y mecanizado; llevar a cabo rastrillajes, búsquedas y detenciones; y lograr el apoyo de la población del área –el centro de gravedad de la operación– en un esfuerzo integrado, coordinado y sincronizado de operaciones entre diferentes dependencias. La finalidad era suprimir o reducir la libertad de acción de las facciones criminales y establecer y mantener un ambiente seguro y estable para la población del área. [6]

El estado final deseado (EFD) era obtener el apoyo de la población y la desarticulación de las facciones criminales al interior del Área de Operaciones. Esto coadyuvaría a garantizar un ambiente seguro y estable (el objetivo estratégico) para crear las condiciones adecuadas para la instalación de UPP en el Área de Operaciones de Maré (el objetivo político).

El haber elegido el apoyo de la población como centro de gravedad de las operaciones significa que la fuerza de pacificación hizo hincapié en los operativos centrados en la población donde el estudio y la utilización del terreno humano son más importantes que el terreno físico. Entre los factores de peso para tomar decisiones, tuvieron mayor prioridad las consideraciones civiles. Además, los operativos de inteligencia no se limitaron a la recopilación de información sobre las fuerzas enemigas, como sucede en conflictos convencionales entre actores estatales. La inteligencia priorizó recabar y buscar información sobre la población, que es en realidad el centro de gravedad de los conflictos irregulares asimétricos del siglo XXI. Según el General Stanley McChrystal, Comandante de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) en Afganistán, de 2009 a 2010, “ [...] la misión es proteger a las personas. El conflicto se ganará persuadiendo a la población, no destruyendo al enemigo". [7]

PREPARACIÓN DE LA TROPA

Vale la pena destacar que los primeros cursos de operaciones del Ejército brasileño –precursor del paracaidismo, operaciones especiales y acciones de comandos– nacieron en la Brigada de Infantería Paracaidista en las décadas de los 50 y los 60. Asimismo, en 1964 se creó el Centro de Instrucción de Guerra en la Selva (CIGS) y en 1967, la Sección de Instrucción Especial de la Academia Militar de las Agujas Negras (AMAN). Ambas instituciones contaron con oficiales paracaidistas como instructores. De este modo, se puede considerar a la Brigada de Infanterَía Paracaidista como pionera en las operaciones especiales del Ejército brasileño, en particular, en lo relativo a las tácticas, técnicas y procedimientos (TTP) de los operativos contra la guerrilla que posteriormente se transmitieron al resto de la Fuerza Terrestre.

El nuevo Manual de Operaciones de Pacificación del Ejército Brasileño (EB20-MC-10.217) establece tres fases para el empleo de la Fuerza Terrestre en las operaciones de pacificación: intervención, estabilización y normalización [8] . Durante la fase de intervención, el centro principal son las acciones coercitivas, tanto en el ambiente urbano como rural. En la fase de estabilización, hay un equilibrio entre las acciones coercitivas y las constructivas, mientras que en la fase de normalización predominan las acciones constructivas para desarrollar un ambiente favorable para la recuperación del control por parte del Estado sobre el área pacificada. [9]

Para llevar a cabo acciones coercitivas aplicando el poder de combate terrestre, normalmente en acciones conjuntas para neutralizar a las fuerzas oponentes, resulta imperioso que la fuerza de pacificación tenga la capacidad de planificar y ejecutar operaciones contra fuerzas irregulares en ambientes urbanos y rurales.

Las operaciones contra fuerzas irregulares incluyen: operaciones de bloqueo de apoyo externo, operaciones de control de la población y los recursos locales, operaciones de tipo policiales, operaciones de recuperación de infraestructura básica y de asistencia humanitaria y operaciones de combate contra la guerrilla, antiterroristas (acciones defensivas de carácter preventivo) y contraterrorismo (acciones ofensivas de carácter represivo realizadas exclusivamente por la fuerza de operaciones especiales).

No se debe ignorar el hecho que los grupos extremistas violentos asociados a organizaciones delictivas tales como las FARC, Sendero Luminoso, el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) y Hezbolá actúan en países limítrofes y constituyen una amenaza a la paz y a la seguridad nacional porque vulneran nuestras fronteras con el contrabando y el tráfico de armas, drogas, personas e incluso, en el peor de los casos, mediante la ejecución de acciones terroristas dentro del territorio brasileño. La coyuntura actual destaca la importancia de la preparación de las brigadas de infantería para operaciones contra las fuerzas irregulares.

Las operaciones en su amplio espectro, y en particular las operaciones contra las fuerzas irregulares que se concentran más en la contra guerrilla y el antiterrorismo, se han destacado bastante en el entrenamiento de la tropa paracaidista brasileña. En 2012, 2013 y 2014, la Operación Saci, un ejercicio tradicional del programa de entrenamiento avanzado, se planificó y ejecutó con la tropa dentro de un marco de conflicto irregular asimétrico extra regional en el que la Brigada era parte de la fuerza militar de una coalición multinacional e iniciaba su emplazamiento estratégico a través de una incursión aeroterrestre en el Área de Operaciones.

EMPLEO DE LA TROPA
:: Inteligencia

Una condición imprescindible para el éxito de las operaciones de pacificación es tener un sistema de inteligencia preciso y eficaz. Con tal fin, se estableció una central de inteligencia bajo la dirección del oficial de inteligencia (D/2), integrada por el personal de la Sección de Inteligencia de la Brigada de Infantería Paracaidista y con el apoyo de efectivos de inteligencia y contrainteligencia del Centro de Inteligencia del Ejército (CIE). Fue de vital importancia realizar reuniones periódicas del comando de la fuerza de pacificación con representantes de los organismos de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Río de Janeiro, la Policía Federal, la Policía Civil y la Policía Militar, a fin de establecer vínculos personales que motivaran la confianza mutua y facilitaran los canales técnicos para compartir, analizar y difundir información.

La planificación y la dirección de las operaciones de la Fuerza de Pacificación Maré fueron facilitadas por el levantamiento estratégico del área realizado y actualizado en años anteriores ante la el empleo hipotético de la Brigada de Infantería Paracaidista en el Área de Operaciones. Sin embargo, tras iniciar las operaciones se tuvo que compensar por la falta de un estudio previo sobre el terreno humano a consecuencia de la cultura de combate convencional de la inteligencia concentrada en el enemigo mediante operaciones de reconocimiento especiales por parte de la fuerza de tarea de operaciones especiales y a través del trabajo del Destacamento de Operaciones de Apoyo a la Información (DOAI) de la Célula de Cooperación Civil Militar (CIMIC) y de las secciones de inteligencia de la fuerza de pacificación, las fuerzas de tarea del Batallón de Infantería Paracaidista y del Grupo Operativo de Infantes de Marina. Esto destaca la necesidad de contar con equipos de terreno humano integrados por especialistas civiles y subordinados a la Célula de Operaciones de Información.

En 2011, luego del inicio de la operación de pacificación de los complejos de favelas de Alemão y Penha, el CIE introdujo algunas directivas en el entrenamiento de los grupos para la constitución y el funcionamiento de las células de inteligencia de la compañía [10] , aprovechando los conocimientos adquiridos por el Ejército y por los Infantes de Marina de los EE. UU. en la guerra de Afganistán. [11]

Aprovechando la experiencia brasileña en operaciones de pacificación durante la Operación Arcángel, la Brigada de Infantería Paracaidista estableció el uso de dichas células en todas las compañías de operaciones de la Fuerza de Pacificación Maré debido a que son los grupos más pequeños inmersos en el terreno humano los que tienen las mejores condiciones para obtener datos.

La célula de inteligencia, integrada por el subcomandante de la compañía y los sargentos de la sección de comando, debía coordinar los datos obtenidos por los pelotones y grupos de combate y realizar informes al momento de partida y regreso de las patrullas a la base de la compañía, quedando en condiciones de presentar regularmente una actualización breve del escenario de inteligencia al comandante de la compañía y al S/2 en su subsector. [12]

A diferencia de las operaciones de combate convencional, las operaciones de pacificación no dependen en gran medida de las agencias de inteligencia de los escalafones superiores de la Fuerza Terrestre. La fuerza de pacificación recibía cerca de 90 por ciento de los datos válidos de inteligencia de los escalafones subordinados, de los datos obtenidos por las células de inteligencia de las compañías. Otra fuente pertinente fueron los informantes, que se comunicaban mediante contactos personales, utilizando la aplicación WhatsApp o a través del número llame-a-la-pacificación que implementó la fuerza de pacificación.

La inteligencia de imágenes (IMINT) se obtuvo a través de imágenes satelitales, la vigilancia con helicópteros y un sistema de aeronaves no tripuladas (SARP) del Grupo Operativo de Infantes de Marina conocido como Carcará II de fabricación brasileña. La inteligencia de señales (SIGINT) la obtuvo la célula de guerra electrónica de la fuerza de pacificación y las patrullas que incautaban equipos de radio de los "olheiros" [13] y monitoreaban las comunicaciones de las facciones que permitieron obtener información valiosa, tal como sus posiciones, rutinas, planes, formas de actuación y señales de alerta en cuanto a la aproximación de las tropas.

El uso del sistema ojo de águila (FLIR) de la Aviación del Ejército permitió monitorear las diversas operaciones ejecutadas por la tropa en tiempo real desde la base de operaciones de la fuerza de pacificación, garantizando conciencia situacional y facilitando la toma de decisiones del comando. La capacidad de generar imágenes térmicas de las aeronaves HS-1 Seahawk de la Armada y HA-1 Esquilo del Ejército, permitió identificar con total nitidez a individuos armados con fusiles y pistolas que se desplazaban durante la noche dentro del Área de Operaciones.

Aunque la IMINT y la SIGINT hayan sido de vital importancia, nada sustituye a la inteligencia humana (HUMINT) que se obtuvo a través del contacto cotidiano con la población local. Para lograrlo, era necesario que la población de Maré se sintiese lo suficientemente segura como para brindar información sin temor a represalias por parte de los traficantes o de las milicias. El punto clave para lograr ese objetivo fue tratar a la población local con dignidad y respeto dentro de los principios de la ley y los derechos humanos con la finalidad de atenuar las reacciones negativas que pudiesen resultar de las operaciones de rastrillaje (acción exploratoria) y de búsqueda y detención (acción dirigida).
:: Maniobra

En las operaciones contra las fuerzas irregulares, uno de los principales objetivos consiste en brindar seguridad a la población para alejarla de las fuerzas de la oposición y garantizar un ambiente libre de violencia y miedo. En ese marco, las personas no constituyen un medio para lograr un objetivo, pues ellas son el objetivo.

Este tipo de operación emplea gran número de efectivos militares. Aunque las necesidades varíen de acuerdo al ambiente operacional y las circunstancias, una regla empírica que se estableció con base en el número de militares emplazados el primer año de ocho operaciones sólidas de imposición de la paz [14] indica que para ser exitosa una operación necesita 13 efectivos de las fuerzas de seguridad (Fuerzas Armadas, policía y otras instituciones de ese orden) por cada 1.000 habitantes. [15] El manual del Operaciones de Contrainsurgencia del Ejército de los Estados Unidos, también en base a datos históricos, establece en 20 a 25 el número de efectivos por cada 1.000 habitantes. [16] La Fuerza de Pacificación Maré empleó 18 militares por cada 1.000 habitantes, un número adecuado para la naturaleza de esa misión.

La operación se inició con el bloqueo de todas las vías de acceso del perímetro del Área de Operaciones mediante la instalación de puntos de bloqueo seguida por la embestida con el resto de la tropa que recorría tanto a pie como en vehículos todas las calles, rincones y pasadizos; la sustitución de los efectivos de la PMERJ y la ocupación efectiva del Área de Operaciones por la fuerza de pacificación.

Para aprovechar el efecto sorpresa, la ofensiva y la disuasión –características particulares de las tropas paracaidistas– se planificó una acción preliminar nocturna con infiltración aeroterrestre a través de un equipo de exploradores que saltaría en caída libre operacional (HALO) dentro de la favela de Maré; sin embargo no se dieron las condiciones para realizarla.

Una fuerza militar no puede ser obligada a trasladarse diariamente al área bajo su protección, por el contrario, debe convivir con la población que tiene la obligación de defender. Para lograrlo, la situación ideal sería el emplazamiento de las bases de operaciones de las compañías dentro de sus subsectores. Debido a la dificultad de obtener instalaciones apropiadas cuyos propietarios no temiesen posibles represalias, la fuerza de pacificación solo pudo desplegar una compañía de artilleros dentro de su subsector. Sin embargo, como contaban con cuarteles del Ejército y de la Fuerza Aérea dentro del Área de Operaciones y los alrededores, esto hizo que la ocupación de las bases fuese relativamente segura y cómoda para la tropa.

A partir del momento en que ocuparon los sectores de los que eran responsables, cada elemento de la maniobra inició un intenso patrullaje diurno y nocturno a pie motorizado y mecanizado; establecieron puntos fuertes en lugares estratégicos y puestos de control para revisar a personas y vehículos. El cambio constante de los itinerarios y los horarios de las patrullas combinado con otras acciones tácticas evitaba que estableciéramos rutinas para obtener la iniciativa y el efecto sorpresa.

En el límite oriental del Área de Operaciones, la 1ª Compañía de Ingeniería de Combate Paracaidista y la Fuerza Terrestre de Operaciones Especiales mantuvieron vigilancia permanente en botes inflables e hicieron patrullaje marítimo del canal que ingresa a la Bahía de Guanabara con el propósito de impedir la entrada de armas y drogas por dicha vía.

La presencia permanente y la actitud disuasiva de la tropa en las calles, principalmente el patrullaje a pie, además de reducir la libertad de acción de las facciones, coadyuvaron a conseguir el apoyo de la población y consecuentemente a obtener información. Para atenuar la desconfianza y el descontento inicial de la población local con la presencia de la tropa se realizaron varias acciones cívico sociales.

En varias operaciones de rastrillaje se utilizaron perros rastreadores de la Brigada de Infantería Paracaidista o del Batallón de Acciones con Canes de la PMERJ a fin de localizar escondites de armas y drogas. También se emplearon perros de ataque en operaciones de control de disturbios para lograr un efecto disuasivo.

El empleo del 1er Escuadrón de Caballería Paracaidista, reserva de la Fuerza de Pacificación, en el patrullaje de toda el Área de Operaciones mantuvo a la reserva lista para actuar en todos los sectores con un conocimiento apropiado de los terrenos físico y humano y una alta capacidad de respuesta rápida. Además, el uso de motocicletas todoterreno con un conductor y un francotirador equipados con cámaras tácticas tipo GoPro aumentó significativamente la movilidad y la capacidad de reconocimiento en un entorno urbano lleno de escondrijos y pasadizos.

Basado en las operaciones exitosas del destacamento de operaciones especiales en misiones de paz del batallón brasileño de la Fuerza de la Paz en Haití, se empleó por primera vez una fuerza terrestre de operaciones especiales como parte de una fuerza de pacificación. Esto solamente confirmó el nivel de preparación técnico-profesional adecuado y el efecto multiplicador de la fuerza de los especialistas en guerras irregulares. Bajo el mando del comandante del 1er Batallón de Fuerzas Especiales conformada por operadores de fuerzas especiales, comandos, francotiradores, especialistas en operaciones de apoyo a la información y paracaidistas exploradores, la Fuerza Terrestre de Operaciones Especiales realizó acciones directas e indirectas para cumplir su misión.

La operación interagencial para buscar y detener a uno de los cabecillas delictivos más buscados es un ejemplo de acción directa con excelentes resultados. Una vez obtenida su ubicación exacta a través de un informante, la fuerza de pacificación cercó un área de edificios en una acción rápida y precisa con el Escuadrón Mecanizado de Caballería mientras un equipo táctico de la Fuerza Terrestre de Operaciones Especiales, con refuerzos de la policía federal del Comando de Operaciones Tácticas, irrumpió en el departamento y detuvo a dos delincuentes armados, evitando en el acto causar daños colaterales a dos mujeres menores de edad que los acompañaban. Semejante al empleo heterodoxo del Team Tank –un escuadrón de vehículos de combate M1 Abrams que sirvió de apoyo a las acciones de las Fuerzas Especiales norteamericanas en Irak occidental en 2003 [17] –, el apoyo del Escuadrón Mecanizado de Caballería a la Fuerza de Tarea de Operaciones Especiales demostró la total integración, coordinación y sincronización que debe existir entre las fuerzas convencionales y las fuerzas de operaciones especiales.

Vale la pena destacar que las acciones indirectas –propias de los operadores de las fuerzas especiales– han sido vitales en lograr el apoyo activo de la población. Entre esas acciones se destacan el asesoramiento del Destacamento de Operaciones de Fuerzas Especiales y del DOAI al Comando de la Fuerza de Pacificación y a los comandantes de cada sector en el enlace con las diversas agencias civiles y en la realización de reuniones del comando de área. En general, los líderes locales saben quiénes son los comandantes y se sentirían menospreciados si los comandantes mandasen regularmente a sus subordinados a entablar conversaciones con ellos. Es por ello que mediante el contacto personal, los comandantes lograron comprender mejor las costumbres, inclinaciones, aspiraciones y comportamiento de la población y así pudieron prever sus acciones. Con frecuencia, esos contactos brindaron información valiosa.

Otra acción indirecta muy eficaz fue la actuación del DOAI en la difusión de mensajes a través de altavoces (AV) y panfletos. Durante la misión, los vehículos ligeros con AV se tuvieron que sustituir por vehículos blindados de trasporte de personal (VBTP), debido a que eran el blanco frecuente de los disparos de los malhechores.

En palabras de Mark Moyar, Doctor en Historia de la Universidad de Operaciones Especiales Conjuntas , "[...] las Operaciones de Estabilización de Poblaciones (VSO, por su sigla en inglés) han demostrado fehacientemente el valor de las acciones de enfoque indirecto como un complemento necesario a las acciones directas para lograr la estabilidad". [18]

Las operaciones interagenciales constituyen uno de los mayores desafíos y aunque exigen aunar esfuerzos, no pueden prescindir de la unidad de comando dentro del Área de Operaciones en las que las fuerzas de seguridad están subordinadas a una sola autoridad militar –el comandante de la fuerza de pacificación.

El terreno de la información tiene tanta importancia como el terreno físico y el terreno humano. Es de suma importancia el modo en que la población percibe la realidad. El control de la narrativa no se limita solo a comunicar bien, sino a comunicar primero.[19] Por tanto, los comandantes deben tener una actitud proactiva y estar en contacto frecuente con los medios de comunicación, cuya presencia constante y capacidad de difusión inmediata influyen decisivamente en las operaciones militares contemporáneas. Desde la perspectiva del Coronel Mansoor, Comandante de la Brigada Ready First en Irak, "solicitar aprobación de todos y cada uno de los mensajes, haciendo que recorran la cadena de mandos de arriba hacia abajo es la receta perfecta para el fracaso" . [20] El comandante de la fuerza de pacificación, el oficial de operaciones de información y el oficial de comunicación social participaban semanalmente en un programa de radio comunitaria local en el que interactuaban en vivo con los oyentes, respondían a sus preguntas e informaban sobre las actividades de la fuerza de pacificación con el propósito de ganarse la confianza y el apoyo de la población local y de la opinión pública. Conquistar los corazones y las mentes es absolutamente fundamental en las operaciones de pacificación.

RESULTADOS DE LA OPERACIÓN

En las operaciones contra fuerzas irregulares los resultados no se miden por la cantidad de insurgentes muertos o capturados. Lo mismo aplica a las operaciones de pacificación, en las que la cantidad de detenidos y las incautaciones de armas, drogas y vehículos robados son solo indicadores de las acciones realizadas.

El resultado más importante de la pacificación del complejo de Maré era alcanzar el estado final deseado: lograr el apoyo activo de la población y desarticular a las facciones criminales. Los objetivos estratégicos y políticos de la operación eran garantizar un ambiente seguro y estable y generar las condiciones adecuadas para la instalación de las UPP.

Al comparar la situación al inicio de la operación con la situación luego de dos meses de actuación de la Fuerza de Pacificación Maré, es posible afirmar que el estado final deseado se logró parcialmente y que el ambiente se tornó relativamente seguro y estable. En consecuencia, ya se había establecido las condiciones mínimas de seguridad para que el gobierno del Estado de Río de Janeiro pudiese llevar adelante la instalación de las UPP.

REFLEXIONES SOBRE LA OPERACIÓN

Organización

Además de sus unidades y subunidades orgánicas, la estructura modular de una brigada de infantería empleada como fuerza de pacificación debe incluir infantería y/o caballería en vehículos blindados sobre ruedas y/u orugas; una fuerza terrestre de operaciones especiales con destacamentos de fuerzas especiales, comandos, francotiradores, operaciones de apoyo a la información y paracaidistas exploradores; una sección de inteligencia ampliada con un grupo orgánico de operaciones de inteligencia con excelente capacidad analítica y estructurada especialmente en torno a las fuentes humanas y de señales; una compañía de policía del Ejército; un destacamento de apoyo administrativo con una reforzada sección de adquisiciones, licitaciones y contratos; una compañía o batallón de la policía militar bajo control operacional; células de especialistas en asuntos civiles, de operaciones de información, de comunicación social, de cooperación civil militar, de asesoría jurídica, de guerra electrónica y de guerra cibernética; equipos de especialistas civiles en el terreno humano específico de la misión; y medios de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, en particular, helicópteros equipados con el sistema ojo de águila, sistemas de aeronaves no tripuladas, cámaras tácticas para el combate individual y sensores terrestres, todos con capacidad de detección y visión nocturna.

Equipos

El empleo de VBTP, de orugas M113 y de modernas VBTP 6x6 Guaraní, de fabricación brasileña, sumadas a las VBTP Urutu ha representado un gran avance. El ambiente de las favelas es propicio para las operaciones con francotiradores, dada la existencia de numerosos techos de losas sobre las edificaciones. Además, los vehículos equipados con GPS facilitan la orientación e incrementan la conciencia situacional.

El incremento del grado de precisión del tirador equipado con miras holográficas, binoculares y lentes de visión nocturna, además del uso de armamento calibre 5,56 mm, como el nuevo fusil de asalto Imbel IA2 de fabricación brasileña, aumentaron el poder de combate de las tropas y redujeron los daños colaterales a la población.

El uso de escopetas calibre 12 mm y de lanzagranadas de 38,1 mm proporcionaron flexibilidad en el uso de munición no letal, en particular en operaciones de control de disturbios que ocurrían frecuentemente cuando se hacían detenciones en presencia de la población.

Doctrina de empleo

En la actualidad, los conflictos irregulares asimétricos constituyen la mayor amenaza a la paz y a la seguridad internacional, por lo que la revisión y actualización de los manuales de campaña que orientan la organización, el entrenamiento y el empleo de las brigadas de infantería en operaciones contra fuerzas irregulares es de suma importancia, especialmente si se aprovecha la exitosa experiencia brasileña en tales operaciones. Por ejemplo, durante las décadas de los 60 y los 70, el Ejército brasileño combatió y derrotó a la subversión y al terrorismo urbano y rural sin tener la necesidad de contar con la presencia de tropas o asesores extranjeros en su territorio. Entre otras fuentes de consulta, se destacan los manuales del Ejército Norteamericano FM 3-24 Contrainsurgencia , FM 3-24.2 Tácticas en la contrainsurgencia y FM 3-06 Operaciones urbanas , que recopilan las lecciones aprendidas y los aspectos doctrinarios valiosos y actuales sobre este tipo de operaciones.

CONSIDERACIONES FINALES

En el Brasil de hoy, las Fuerzas Armadas, y en especial el Ejército brasileño, desempeñan un papel estelar y no solo de apoyo en la exitosa pacificación de las favelas dominadas por el narcotráfico. Esto, absolutamente demuestra que dejó de ser un problema de seguridad y orden público para pasar a ser una cuestión de seguridad nacional. [21]

Por otro lado, es necesario evitar la banalización del empleo del Ejército brasileño en operaciones de tipo policial de garantía de la ley y el orden (GLO) que desvirtúa su competencia esencial como integrante de las Fuerzas Armadas, es decir, ejecutar operaciones de combate. Es la capacidad de conducir operaciones contra las fuerzas irregulares lo que diferencia al Ejército de las fuerzas policiales y lo que garantiza el éxito de las operaciones de pacificación.

Es posible cuestionar de manera doctrinal si las facciones criminales brasileñas –que en apariencia no tienen motivaciones político ideológicas– pueden considerarse como fuerzas irregulares; pero es imposible negar que actúan con las mismas tácticas, técnicas y procedimientos que los guerrilleros y terroristas. En ese esquema, cuando la fuerza terrestre se emplea en operaciones de pacificación es necesario enfrentarlas y vencerlas realizando operaciones de combate contra fuerzas irregulares.

En un ambiente operacional complejo y hostil, la tropa paracaidista del Ejército brasileño cumplió con creces la misión recibida. Sus profesionales supieron imponer y mantener la ley y el orden, lograron el apoyo de la población local y desarticularon facciones criminales fuertemente armadas, generando un ambiente seguro y estable que permitiese la libre circulación y actuación de personas y entidades civiles.

El éxito de la operación de pacificación de la favela de Maré, realizada por la Brigada de Infantería Paracaidista en abril y mayo de 2014, fue el resultado de la audacia, el coraje, la determinación y el empuje del Soldado paracaidista; la iniciativa y el liderazgo de los comandantes en todos los niveles; y la cohesión y el entrenamiento de la tropa que, desde las exitosas operaciones de las décadas de los 60 y 70, fue consagrada como la trope de combate de élite contra las fuerzas irregulares.

¡BRASIL ANTE TODO! (Lema de la tropa paracaidista del Ejército brasileño)



[1] Manwaring, Max G. Street gangs: the new urban insurgency. Strategic Studies Institute, U.S. Army War College, March 2005.

[2] Pinheiro, General de Brigada Alvaro de Souza. As ambiguidades estratégicas da violência extremista e do conflito irregular assimétrico do século 21. Estado Mayor del Ejército. Doutrina Militar Terrestre em revista. 3 ed., Jul a Sept 2013. p. 45.

[3] Leali, Francisco. Conexão Líbano-Brasil: traficantes ligados ao Hezbollah se associaram à facção que atua em presídios paulistas. O Globo , Rio de Janeiro, Domingo 09 Nov, 2014. p. 3.

[4] Pinheiro, General de Brigada Alvaro de Souza. Irregular Warfare: Brazil’s fight against criminal urban guerrillas. Joint Special Operations University (JSOU) Report 09-8, September 2009. p. 17.

[5] Ibid.

[6] Ibid.

[7] Wes, Bing. The wrong war: grit, strategy and the way out of Afghanistan.Random House, Inc., New York, 2011. p. 110.

[8] Departamento del Ejército de EE. UU.. Manual de Campo 3-24.2. Tactics in Counterinsurgency. Washington, D.C., 2009. p. 3-17.

[9] Brasil. Estado Mayor del Ejército. Manual de Campanha EB20-MC-10.217.Operações de Pacificação. 1.ed., 2015. p. 2-10, 2-11 e 5-19.

[10] Denominación que utilizan los Infante de Marina Navales Estadounidenses. El Ejército de los EE. UU. utiliza el nombre Company Intelligence Support Teams .

[11] FLlynn, Michael T. et al. Fixing Intel: a blueprint for making intelligence relevant in Afeghanistan. Center for a New American Security. Jan 2010.

[12] Ferrera, Cap Inf Alexandre da Silva. El empleo de la Célula de Inteligencia de la SU durante las operaciones de la Fuerza de Pacificación Maré. Trabajo premiado en el concurso literario del Simposio de Operaciones Aeroterrestres de la Bda. Inf Pcdt. 2014. p.3.

[13] Los olheiros son los informantes de las facciones criminales, generalmente menores de edad, a quienes los narcotraficantes les pagan para que transmitan información a través de radio y de teléfonos celulares.

[14] Las ocho operaciones de paz fueron: Japón (1945), Somalía (1992), Haití (1994), Bosnia (1995), Eslovenia Oriental (1996), Timor Leste (1999), Kosovo (2000) e Irak (2003).

[15] Dobbins, James et al . The beginner’s guide to nation-building. RAND Corporation, 2007. p. 41.

[16] Departamento del Ejército de los EE. UU.. Manual de Campo 3-24.Counterinsurgency. Washington, D.C., 2006. p. 1-13.

[17] Jones, Robert W. Team Tank Armor in support of Special Operations.Veritas: Journal of Army Special Forces History, Invierno de 2005. p. 69-73. In: Gordon, Michael R.; Trainor, Bernard E. Iraque: um conflito polêmico. Río de Janeiro: Biblioteca do Exército, 2010. p. 446.

[18] Moyar, Mark. Joint Special Operations University (JSOU) Report 14-7. Village Stability Operations and the Afghan Police. October 2014. p. 86.

[19] Brasil. Estado Mayor del Ejército. Manual de Campanha EB20-MC-10.217.Operações de Informação. 1.ed., 2014. p. 2-6, par. 2.3.4.

[20] Mansoor, Peter R. Bagdá ao alvorecer: a guerra de um comandante no Iraque. Rio de Janeiro: Biblioteca do Exército, 2011. p. 392.

[21] Pinheiro, General de Brigada Alvaro de Souza. As ambiguidades estratégicas da violência extremista e do conflito irregular assimétrico do século 21. Estado Mayor del Ejército. Doutrina Militar Terrestre em revista. 3 ed., Jul a Sept 2013. p. 46.

*En la actualidad, el General de Brigada Roberto Escoto presta servicio en el Estado Mayor del Ejército de Brasil. Se graduó como oficial de infantería de la Academia Militar de Agujas Negras (AMAN) en 1982. Ha realizado cursos de paracaidismo tales como el de maestro de salto, caída libre, comandos y también el de fuerzas especiales. Tiene una maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasília. Fue asesor de Operaciones Especiales en el Paraguay, observador militar de la misión de paz en el Ecuador y el Perú (MOMEP), oficial de operaciones del contingente brasileño de la Misión de Paz en Haití (MINUSTAH), jefe de la Comisión del Ejército brasileño en Washington y oficial de enlace en el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de Paz de la ONU, en Nueva York. Comandó el 6º Batallón de Infantería Ligera Aeromóvil de 2003 a 2004 y la Brigada de Infantería Paracaidista de 2012 a 2014).

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