Ottawa
Infodefensa.com
Canadá prevé elegir en el año 2017 a la empresa que
diseñará el nuevo buque de guerra con el que sustituirá a las fragatas de la
clase Halifax y los destructores Iroquois (en la
foto) con los que actualmente opera su Marina Real. El
programa Combatiente Canadiense de Superficie (CSC,
por sus siglas en inglés), como es conocido este proyecto para el que de
momento se calcula un coste de 26.200 millones de dólares canadienses (21.500
millones de dólares estadounidenses o casi 19.300 millones de euros al cambio
actual), contempla la adquisición de quince buques del nuevo tipo para
reemplazar a doce fragatas y tres destructores. Para ello se prevén dos
versiones del futuro barco: una destinada a la defensa aérea y a las tareas de
mando y control de grupo, que sustituirá a los destructores y entrará en
servicio en primer lugar, y otra de propósito general que desarrollarán las
funciones de las fragatas.
Según las estimaciones del proveedor de análisis de mercados Forecast
International, lo probable es que el ganador sea un diseño ya probado para
reducir los riesgos e impedir que los costes previstos aumenten. A partir de
ahí, el diseño sería modificado para atender las necesidades requeridas por
Canadá.
De momento la compañía francesa DCNS, la estadounidense Lockheed
Martin y la británica BAE Systems ya han
anunciado su intención de competir por este proyecto que tiene previsto
comenzar a trabajar en una lista corta de postores a partir del mes que viene.
Las empresas finalmente llamadas al concurso tendrán previsiblemente hasta
octubre para entregar la documentación necesaria que les permitirá seguir en el
proceso.
El Gobierno canadiense anunció el pasado enero que la compañía local Irving
Shipbuilding actuará como contratista principal del CSC y
gestionará todos los contratos asociados a este proyecto al que se le calcula
que más de la mitad de sus costes se empleará en los sistemas de combate que
equiparán los buques, incluido su correspondiente integración. Aún así, serán
las propias autoridades del país las que se encarguen de elegir al proveedor
del diseño y de los sistemas de combate.
Los astilleros DCNS llevan junto con el Gobierno francés promocionando
sus fragatas FREMM en Canadá desde 2012, informa Defense News.
BAE Systems, por su parte, presentará un diseño basado en el Tipo 26,
clase que va a fabricar para el Reino Unido. Mientras que
Lockheed Martin competirá para ser el integrador de los sistemas de combate de
los nuevos buques. La española Navantia
también es una de las empresas en las que Canadá se ha interesado
previamente. Hace dos años el embajador canadiense en España, Jon Allen, visitó
las instalaciones de la empresa en Ferrol para conocer las capacidades del
astillero y conocer las capacidades del modelo F-100. Un año antes
también se interesaron por él los astilleros Irving Shipbuilding.
La firma finalmente elegida podría acabar transfiriendo tecnología a
empresas locales para que puedan competir más adelante en futuras competiciones
internacionales si cuajan las presiones que la industria del país ha estado
ejerciendo sobre el Gobierno en relación a este proyecto.
Diez años de retraso
Una auditoría del programa publicada en noviembre de 2013 advierte de que
los 26.200 millones de dólares canadienses estimados en principio para su
realización no han sido revisados en los últimos años para sumar la evolución
de los costes en mano de obra y materiales. De este modo se cuestiona que se
pudiesen pagar los quince buques previstos con unos presupuestos estáticos, por
lo que o bien el dinero gastado en el proyecto puede ser finalmente superior o
la Armada podría reducir el número de barcos previstos.
Este programa ya acumula una década de retraso –en principio contemplaba la
entrega del nuevo barco en 2014 o 2015– y según estimaciones del Gobierno
podría llevar diez años su diseño y otros veinte para su construcción. La
entrada en servicio de la primera unidad, por tanto, se producirá en la década
de 2020.
Fotos: Marina Real de Canadá
No hay comentarios:
Publicar un comentario