miércoles, 13 de mayo de 2015

Canadá inicia el proceso de 21.000 millones para sus futuros 15 buques de guerra CSC

Ottawa

Infodefensa.com
Canadá prevé elegir en el año 2017 a la empresa que diseñará el nuevo buque de guerra con el que sustituirá a las fragatas de la clase Halifax y los destructores Iroquois (en la foto) con los que actualmente opera su Marina Real. El programa Combatiente Canadiense de Superficie (CSC, por sus siglas en inglés), como es conocido este proyecto para el que de momento se calcula un coste de 26.200 millones de dólares canadienses (21.500 millones de dólares estadounidenses o casi 19.300 millones de euros al cambio actual), contempla la adquisición de quince buques del nuevo tipo para reemplazar a doce fragatas y tres destructores. Para ello se prevén dos versiones del futuro barco: una destinada a la defensa aérea y a las tareas de mando y control de grupo, que sustituirá a los destructores y entrará en servicio en primer lugar, y otra de propósito general que desarrollarán las funciones de las fragatas.

Según las estimaciones del proveedor de análisis de mercados Forecast International, lo probable es que el ganador sea un diseño ya probado para reducir los riesgos e impedir que los costes previstos aumenten. A partir de ahí, el diseño sería modificado para atender las necesidades requeridas por Canadá.

De momento la compañía francesa DCNS, la estadounidense Lockheed Martin y la británica BAE Systems ya han anunciado su intención de competir por este proyecto que tiene previsto comenzar a trabajar en una lista corta de postores a partir del mes que viene. Las empresas finalmente llamadas al concurso tendrán previsiblemente hasta octubre para entregar la documentación necesaria que les permitirá seguir en el proceso.

El Gobierno canadiense anunció el pasado enero que la compañía local Irving Shipbuilding actuará como contratista principal del CSC y gestionará todos los contratos asociados a este proyecto al que se le calcula que más de la mitad de sus costes se empleará en los sistemas de combate que equiparán los buques, incluido su correspondiente integración. Aún así, serán las propias autoridades del país las que se encarguen de elegir al proveedor del diseño y de los sistemas de combate.


Los astilleros DCNS  llevan junto con el Gobierno francés promocionando sus fragatas FREMM en Canadá desde 2012, informa Defense News. BAE Systems, por su parte, presentará un diseño basado en el Tipo 26, clase que va a fabricar para el Reino Unido. Mientras que Lockheed Martin competirá para ser el integrador de los sistemas de combate de los nuevos buques. La española Navantia también es una de las empresas en las que Canadá se ha interesado previamente. Hace dos años el embajador canadiense en España, Jon Allen, visitó las instalaciones de la empresa en Ferrol para conocer las capacidades del astillero y conocer las capacidades del modelo F-100. Un año antes también se interesaron por él los astilleros Irving Shipbuilding.

La firma finalmente elegida podría acabar transfiriendo tecnología a empresas locales para que puedan competir más adelante en futuras competiciones internacionales si cuajan las presiones que la industria del país ha estado ejerciendo sobre el Gobierno en relación a este proyecto.

Diez años de retraso

Una auditoría del programa publicada en noviembre de 2013 advierte de que los 26.200 millones de dólares canadienses estimados en principio para su realización no han sido revisados en los últimos años para sumar la evolución de los costes en mano de obra y materiales. De este modo se cuestiona que se pudiesen pagar los quince buques previstos con unos presupuestos estáticos, por lo que o bien el dinero gastado en el proyecto puede ser finalmente superior o la Armada podría reducir el número de barcos previstos.

Este programa ya acumula una década de retraso –en principio contemplaba la entrega del nuevo barco en 2014 o 2015– y según estimaciones del Gobierno podría llevar diez años su diseño y otros veinte para su construcción. La entrada en servicio de la primera unidad, por tanto, se producirá en la década de 2020.


Fotos: Marina Real de Canadá

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