Este año, el objetivo del Cruzex es promover el intercambio operacional entre las Fuerzas Aéreas participantes, con foco en la preparación y la interoperabilidad en un ambiente de defensa mutua.
Ya en su fase final, el ejercicio internacional aumentó las dificultades para los participantes ya que durante la segunda semana se incluyeron nuevos escenarios con una mayor complejidad operativa y desafíos adicionales. A lo largo del ejercicio, se imponen limitaciones artificiales a las capacidades de las aeronaves, lo que obliga a los pilotos a desarrollar soluciones creativas para cumplir sus misiones.
Es decir que a medida que avanza el entrenamiento, la metodología es reducir las capacidades de las aeronaves, equilibrándolas y desafiando a los pilotos en sus habilidades de planificación y toma de decisiones. Este enfoque permite el desarrollo de capacidades doctrinales en escenarios simulados durante el entrenamiento.
Durante el Cruzex, cada país aporta sus aeronaves y conocimientos específicos, contribuyendo a un desarrollo conjunto y sólido de la cooperación internacional en materia de defensa. La etapa final promete fortalecer aún más esta integración, centrándose en escenarios aún más desafiantes que preparen a los más de mil pilotos en formación, en línea con el objetivo principal de mejorar la preparación y las operaciones conjuntas entre las naciones.
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