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martes, 17 de septiembre de 2024

El Futuro Fusil de Asalto del Ejército Argentino: Evaluando Opciones y Desafíos(II)

Soldados equipados con fusiles Arad.
El Ejército Argentino se encuentra en una encrucijada crítica al enfrentar la selección de su futuro fusil de asalto, una decisión que trasciende la mera actualización de equipamiento y se proyecta como un factor determinante para la operatividad de las fuerzas armadas y el desarrollo de la industria de defensa nacional. El proceso de evaluación en curso abarca una variedad de plataformas, entre las que se destacan por ser de conocimiento público el ARAD de Israeli Weapons Industry (IWI) y el BAR-15 de Bersa, cada una con sus propias fortalezas y desafíos. Esta elección implica un análisis exhaustivo que va más allá del rendimiento del arma, abarcando aspectos cruciales como la capacidad de producción local, la interoperabilidad con fuerzas aliadas y la adaptabilidad a diversos escenarios operativos que el ejército podría enfrentar en el futuro.

El ARAD de IWI se presenta como una opción de vanguardia, destacando por su diseño multicalibre y su sistema de pistón de gas de corto recorrido, características que le confieren un rendimiento superior en condiciones extremas, ya sea en ambientes desérticos o selváticos. Sus variantes facilitan la disponibilidad en los calibres 5.56x45 mm y 7.62x51 mm, ofreciendo flexibilidad manteniendo sistemas similares y complementarios. Además, incorpora elementos como un raíl Picatinny de longitud completa, guardamanos M-LOK y una culata ajustable, permitiendo la adaptabilidad.

BAR-15 de Bersa.
Por otro lado, el BAR-15 de Bersa representa una propuesta con un fuerte componente nacional, basada en la probada plataforma AR-15. Esta opción no solo promete fortalecer la industria de defensa argentina, sino que también capitaliza la reconocida adaptabilidad y modularidad de la plataforma AR-15. Desde una perspectiva técnica, el BAR-15 incorpora mejoras significativas en sus materiales de construcción, utilizando polímeros reforzados y aleaciones ligeras que optimizan el peso del arma sin comprometer su durabilidad y rendimiento en el campo de batalla. Mientras que carece de un legado de contratos militares, los BAR15 se construyen en la fábrica de Talón con 20 años suministrando al exigente mercado civil norteamericano.

Otra opción que ha captado la atención de analistas es el CZ BREN-2, un fusil que utiliza un sistema de pistón de gas de corto recorrido, lo cual simplifica el mantenimiento y aumenta la fiabilidad en condiciones adversas. Su alta modularidad permite cambios rápidos entre diferentes calibres y configuraciones, adaptándose con facilidad tanto a operaciones de combate cercano como a misiones que requieren mayor alcance. El diseño quiebra con la tendencia global hacia los fusiles AR-15 y variantes, pero ha tenido buena recepción entre usuarios. Entre estos usuarios se encuentran algunos grupos especiales de policiales provinciales argentinas, los que permite evaluar su funcionamiento en el entorno operativo policial.

Un punto neurálgico en el debate sobre la selección del nuevo fusil gira en torno a la elección del calibre. Actualmente, la discusión se centra principalmente en los calibres 5.56x45 mm y 7.62x51 mm, aunque el reciente desarrollo del calibre 6.8x51 mm por parte del ejército estadounidense ha introducido una nueva variable a considerar. El calibre 7.62x51 mm ofrece un mayor poder de penetración y alcance, haciéndolo ideal para enfrentamientos a largas distancias y situaciones donde es necesario atravesar coberturas sólidas. Además, el 7.62x51mm es el calibre del FAL y de las ametralladoras MAG (que permanecerán en servicio), cuya producción nacional está establecida (a pesar de ser en cantidades limitadas), por lo cual un rifle que dé continuidad a este calibre como el estándar de las FFAA puede contribuir a futuro al sustento logístico de las FFAA y de sus cuadros reservistas, cuyo marco regulatorio y funcionamiento también se encuentran en el centro del debate sobre el sistema de defensa. Sin embargo, el peso de esta munición y su considerable retroceso limitan la cantidad que un soldado puede transportar, mientras que, en contraste, el calibre 5.56x45 mm permite a los soldados llevar una mayor cantidad de munición debido a su menor peso, un factor crucial en operaciones donde la movilidad es primordial. Además, su menor retroceso mejora la precisión en secuencias de disparos rápidos, haciéndolo particularmente efectivo en combates a corta y media distancia.

IWI-ARAD
El calibre 6.8x51 mm, aunque aún en fase experimental, se presenta como una solución híbrida que busca combinar las ventajas de los dos calibres anteriores, ofreciendo un mayor alcance y poder de detención similares al 7.62x51 mm, pero con un retroceso y peso más cercanos al 5.56x45 mm. Si bien su adopción a corto plazo por parte del Ejército Argentino parece poco probable debido a consideraciones presupuestarias y logísticas, su desarrollo podría influir en futuras decisiones sobre armamento y municiones.

La decisión de Argentina no se toma en el vacío, sino que se ve influenciada por los cambios y tendencias en la región. Chile y Colombia se han inclinado por versiones modernizadas del Galil, mientras que Brasil ha comenzado a reemplazar paulatinamente el FAL con el IA2 de diseño autóctono en sus variantes de 5,56x45 mm y 7,62x51 mm. Perú está avanzando hacia la coproducción del ARAD-7 de IWI, reforzando la importancia de la colaboración industrial y producción local. Venezuela, por su parte, se destaca como el outsider de la región con la adquisición de fusiles AK-103 a principios de siglo, pero sin haber logrado hasta ahora la producción nacional proyectada. La tendencia global muestra un retorno a las plataformas AR-15 después de experimentar con alternativas. Países como Alemania, Francia e Inglaterra se han inclinado a variantes de esta plataforma como reemplazo de los G-36, FAMAS y SA80 (este último de forma mucho más paulatina), apreciando su familiaridad, interoperabilidad, disponibilidad de repuestos y mejoras continuas. La plataforma AR-15 ofrece ventajas clave como flexibilidad, modularidad y oportunidades para producción local, lo que la hace atractiva para el ejército argentino en su búsqueda de autonomía en defensa.

Soldados con CZ Bren-2.
Ante este panorama, la Argentina debería estar considerando seriamente una estrategia de complementariedad de calibres, que implicaría la utilización tanto del 5.56x45 mm como del 7.62x51mm. Esta aproximación permitiría cubrir un espectro más amplio de necesidades tácticas, desde operaciones urbanas hasta enfrentamientos en terreno abierto, maximizando la flexibilidad operativa de las fuerzas armadas.

La modernización del armamento no se limita a la selección del fusil en sí, sino que abarca también la incorporación de accesorios tácticos avanzados que potencian significativamente la capacidad operativa del soldado. Los supresores, por ejemplo, reducen el ruido y el fogonazo del disparo, con la ventaja de no solo dificultarle al enemigo identificar la procedencia del fuego, sino también facilitando la comunicación verbal de los combatientes en una unidad operando en proximidad. La integración de láseres infrarrojos y sistemas de visión nocturna ofrece una ventaja táctica considerable en operaciones nocturnas, aunque la disponibilidad de sistemas ópticos compatibles con visores nocturnos permite capacidades similares sin emisiones que puedan delatar posición de los operadores. Las linternas tácticas y floodlights IR son igualmente cruciales para mejorar la visibilidad en entornos con poca iluminación, y pueden ser un elemento vital en situaciones de combate urbano restringido.

En cuanto a las ópticas, las miras de punto rojo se han convertido en un estándar en muchas fuerzas armadas modernas, mejorando significativamente la precisión y la velocidad de adquisición de objetivos en enfrentamientos cercanos. Es un mercado donde el estándar de calidad de la industria ha sido marcado por Aimpoint, aunque en años recientes han proliferado alternativas mucho más baratas provenientes de proveedores chinos. Las miras de punto rojo también pueden ser complementadas por magnificadores. Por su parte, las LPVO (Low Power Variable Optics) ofrecen una transición suave entre distancias cortas y medias, convirtiéndolas en una opción ideal para tiradores designados, entre otros, que requieren versatilidad en diferentes escenarios de combate.

BAR-15.
Un aspecto fundamental en la decisión del futuro fusil es la posibilidad de producirlo/ coproducirlo localmente. La plataforma AR-15 como las ofrecidas por Bersa, IWI y otras empresas, debido a su modularidad y amplia adopción global, ofrece oportunidades clave para la transferencia de tecnología y el desarrollo de la industria de defensa argentina. Esta opción no solo aumentaría la autosuficiencia estratégica del país, sino que también fomentaría la creación de empleos calificados y el desarrollo de capacidades técnicas avanzadas en el sector de defensa nacional.

La elección del próximo fusil de asalto para el Ejército Argentino es una decisión de gran envergadura con repercusiones a largo plazo. No se trata simplemente de seleccionar el arma más avanzada tecnológicamente, sino de considerar cómo esta elección impactará en la producción local, la interoperabilidad con fuerzas aliadas, y la capacidad de las fuerzas armadas para adaptarse a un entorno de combate en constante evolución. La incorporación de plataformas avanzadas como el ARAD, el BAR-15 o el CZ BREN-2, combinadas con accesorios tácticos de última generación y la posibilidad de implementar una estrategia de calibres complementarios, asegurará que el Ejército Argentino esté preparado para enfrentar los desafíos futuros, manteniendo su autonomía estratégica y posicionándose a la vanguardia de la tecnología militar moderna.

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