El ministro de Defensa francés, Sebastien Lecornu, declaró que el nuevo misil serviría de elemento disuasorio. Expresó su esperanza de que se amplíe la participación en el proyecto, sugiriendo que el nuevo gobierno laborista británico también podría unirse. Lecornu destacó el beneficio económico de esta colaboración, que permitiría amortizar los costes entre las naciones participantes.
Durante este anuncio, Lecornu también mencionó que los borradores iniciales del misil podrían estar listos para finales de año, y que las especificaciones detalladas, como el alcance exacto, se ultimarían más adelante. Esta declaración se produjo un día después de que Washington y Berlín anunciaran que comenzarían a desplegar misiles estadounidenses de largo alcance en suelo alemán en 2026, incluidos SM-6, Tomahawks y armas hipersónicas en desarrollo.
El despliegue, condenado por Moscú como una «amenaza muy grave» a la seguridad nacional rusa, es visto como una solución provisional hasta que Europa tenga listos sus propios misiles de largo alcance.
Las actuales existencias de misiles de crucero en Europa incluyen armas lanzadas desde aviones, como el británico Storm Shadow, el francés Scalp y el alemán Taurus, con un alcance de unos 500 kilómetros.
Una fuente militar dijo que el objetivo era que el nuevo misil terrestre tuviera un alcance de entre 1.000 y 2.000 kilómetros para satisfacer las demandas de la OTAN de tal capacidad.
Este desarrollo se produce mientras Rusia ha sido acusada de violar el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), lo que llevó a Estados Unidos a retirarse del acuerdo en 2019 alegando que Moscú estaba violando el acuerdo, y citando como argumento el desarrollo ruso del misil de crucero lanzado desde tierra 9M729, conocido en la OTAN como SSC-8. Rusia negó la acusación e impuso una moratoria a su propio desarrollo de misiles previamente prohibidos por el tratado INF.
El Tratado INF, firmado en 1987, prohibía los misiles nucleares y convencionales lanzados desde tierra con un alcance de 500 a 5.500 km.
Alemania, Hungría, Polonia y la República Checa también destruyeron sus misiles en la década de 1990, seguidos más tarde por Eslovaquia y Bulgaria.
El desarrollo de un misil con un alcance superior a 500 kilómetros significa que los aliados europeos de la OTAN reintroducirán de hecho una categoría de armas prohibidas por el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio hasta 2019.
La reintroducción de esta categoría de armas por parte de los aliados de la OTAN se considera una respuesta directa a las amenazas emergentes y a los avances militares rusos.
A diferencia de los misiles balísticos, los misiles de crucero vuelan a baja altura, lo que dificulta su detección por radar. París ha propuesto basar el nuevo misil en una modificación de su actual misil naval de crucero, el MdCN, desarrollado por MBDA. MBDA, empresa europea de defensa, es propiedad de Airbus, la británica BAE Systems y la italiana Leonardo.
El ministro de Defensa polaco, Wladyslaw Kosiniak-Kamysz, subrayó que esta cooperación no sólo permitiría compartir conocimientos, sino también realizar compras conjuntas de misiles actualmente en desarrollo. También expresó su esperanza de que más países se unan a la iniciativa, destacando la importancia de la colaboración internacional para el desarrollo de capacidades de ataque profundo y la reducción de costes y plazos de producción.
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