Las maniobras militares Zapad-2021, de una semana de duración, han comenzado hoy, 10 de septiembre, y tienen como escenarios Bielorrusia, el oeste de Rusia y el Mar Báltico, según ha informado el Ministerio de Defensa ruso.
Hasta 200.000 militares, unos 80 aviones y helicópteros, 290 tanques, 240 piezas de artillería, lanzacohetes múltiples y morteros, así como 15 barcos participarán en los ejercicios de este año, que se realizan cada cuatro años, según Moscú.
Las que podrían ser las mayores maniobras militares en Europa en décadas han hecho saltar las alarmas en la OTAN, que afirma que el Kremlin se ha negado a invitar a observadores como está obligado a hacer en virtud de un acuerdo internacional.
Rusia y Bielorrusia forman formalmente parte de un “estado de unión” y llevan años manteniendo conversaciones para una mayor integración de sus países.
En vísperas del inicio de Zapad-2021, el presidente ruso Vladimir Putin y el cada vez más aislado gobernante autoritario de Bielorrusia, Alyaksandr Lukashenka, se reunieron en Moscú, donde acordaron profundizar en la integración de sus países ex soviéticos, incluso en materia de defensa.
Putin dijo que Moscú proporcionaría a Minsk unos 640 millones de dólares en préstamos para finales del próximo año, y que acordó con Lukashenka un nuevo mercado unificado de gas natural.
Putin, en el poder desde hace más de 20 años, y Lukashenka, en el poder desde hace casi tres décadas, también discutieron “la construcción de un espacio único de defensa”, dijo el presidente ruso.
Por su parte, Lukashenka dijo a los periodistas que se había producido un “gran avance” y que se habían acordado 28 “hojas de ruta” distintas tras muchos años de negociaciones.
Sin embargo, los dos líderes eludieron la cuestión de si, tras más de 20 años de conversaciones, habían acordado finalmente crear un “Estado de unión”, un paso importante hacia la reunificación de las economías y las estructuras políticas de las dos exrepúblicas soviéticas.
De concretarse, el Estado de unión podría socavar la soberanía de Bielorrusia, algo a lo que Lukashenka se ha resistido enérgicamente durante años.
Pero el gobernante bielorruso está cada vez más aislado desde las elecciones presidenciales del año pasado, en las que pretendió ser reelegido para un sexto mandato.
La votación fue condenada por la oposición bielorrusa como amañada y provocó meses de protestas callejeras que las fuerzas de seguridad bielorrusas han reprimido con dureza.
Los países occidentales se han negado a reconocer a Lukashenka como presidente legítimo y han sancionado a su gobierno.
Mientras tanto, las tensiones a lo largo de la frontera de Bielorrusia con la Unión Europea han aumentado en los últimos meses, ya que Bruselas acusa a Minsk de enviar intencionadamente a miles de inmigrantes al bloque a través de Letonia, Lituania y Polonia.
Las relaciones de Rusia con Occidente también han sido tensas en los últimos años por una serie de acciones de Moscú, como la agresión a Ucrania, la interferencia electoral, la piratería informática patrocinada por el Estado y los abusos de los derechos humanos en el país. (Source/Photo/Author: Tony Wesolowsky/www.rferl.org)
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