Aún antes de la pandemia se redujo en el Ejército la posibilidad de compartir operaciones con militares de otros países |
Así lo previó el Ministerio de Defensa en el proyecto enviado al Congreso para autorizar la salida de tropas del país y la llegada de misiones extranjeras, que se encuentra en tratamiento en el Senado.
El debilitamiento de las misiones militares con otros países se registra en medio de una complicada relación del gobierno de Alberto Fernández con Estados Unidos, que mira con desconfianza los posicionamientos extremos en temas sensibles, como el problema de la deuda y las señales en defensa del régimen de Nicaragua, en materia de política exterior.
Ya el año pasado el Ejército había participado en un solo ejercicio internacional combinado, de los 17 previstos para las Fuerzas Armadas. En noviembre de 2020 compartió con Brasil la operación Arandú, en Río Grande do Sul, donde intervinieron unos 200 oficiales, suboficiales y soldados de la Brigada Aerotransportada IV, especializada en paracaidismo y perteneciente a la Fuerza de Despliegue Rápido.
“De todos modos, fue el único que se pudo llevar adelante en forma completa, ya que la pandemia obligó a cancelar o realizar parcialmente el resto de los ejercicios programados. Algunos se hicieron en forma virtual”, explicó a LA NACION el subsecretario de Asuntos Internacionales para la Defensa, Roberto De Luise, quien integra el gabinete del ministro del área, Agustín Rossi. Así, la Armada y la Fuerza Aérea también vieron reducidas sus acciones conjuntas con sus pares de otros países. El propio funcionario reveló que los niveles de cumplimiento de las actividades previstas y autorizadas muchas veces son bajos.
Efectivos militares participaron en noviembre de 2020 en la operación Arandú, con sus pares de Brasil |
Los 11 ejercicios bilaterales y multilaterales planificados para el período 2021/2022 incluyen el desplazamiento de unos 4000 efectivos de las tres fuerzas y tienen un presupuesto de $621,9 millones. El número de operaciones viene decreciendo, ya que para 2020/2021 se autorizaron 17 ejercicios y para 2019/2020, programados en el último año del gobierno de Mauricio Macri, llegaban a 25.
Lo habitual en tiempos de normalidad es la realización de unos cuatro ejercicios militares por año para el Ejército, en contraste con la nula actividad para la temporada entrante.
Vínculos con EE. UU.
En medio de los signos de distanciamiento del gobierno de Joe Biden, se contempla la participación de la Armada Argentina en ejercicios con Estados Unidos, como el Unitas y el Passex, que comprenden el adiestramiento de tripulaciones de varios países. Mientras el primero se extenderá a las fuerzas navales de Brasil, Uruguay, Perú, Chile, Colombia y Ecuador, en aguas jurisdiccionales peruanas, en el segundo participarán también medios navales de Alemania, España, Italia, China, Rusia, India, Venezuela y Sudáfrica, entre otros, con buques que navegarán en la Zona Económica Exclusiva de la Argentina, fuera del mar territorial.
“Nuestra prioridad es fortalecer el desarrollo de la región y la relación con nuestros vecinos”, dijo De Luise, al explicar los criterios que rigen la planificación de los ejercicios militares.
La realización de los ejercicios requiere mucha preparación. Muchos de ellos se celebran cada dos años, pero en el medio hay un trabajo muy intenso. Se definen en las reuniones bilaterales de las conducciones de cada fuerza y necesitan la aprobación del Ministerio de Defensa.
El intercambio, dijo el funcionario, no se agota en las operaciones combinadas. “Se refleja, también, en cuestiones diplomáticas, como la decisión de enviar uno o varios agregados militares a un país”, explicó. Por ejemplo, la Argentina mantiene agregados de las tres fuerzas militares en Estados Unidos, señal de “la vocación por sostener los lazos históricos de cooperación en materia de defensa”, dijo De Luise, al desestimar que existan turbulencias en la relación entre ambos gobiernos.
Prácticas de paracaidismo en el último ejercicio militar del Ejército Argentino con su par de Brasil |
En la menor cantidad de actividades pueden haber influido razones presupuestarias. Entre las acciones incluidas en el proyecto enviado al Congreso para el período 2021/2022, las operaciones más costosas son: Unitas ($215,6 millones), Fraterno ($148,1 millones), que comprende operaciones con Brasil, con 1200 efectivos, y Atlasur ($129,2 millones).
Fuentes castrenses explicaron que las autorizaciones del Congreso se refieren a la salida de tropas para operaciones en el terreno. “La Fuerza Aérea y la Armada habitualmente hacen ejercicios con otros países, y para sacar un buque o un avión tienen que requerir ese permiso. El Ejército puede disponer el envío de personas a cursos y realizar visitas del Estado Mayor a otros países, para tareas de planeamiento, sin la exigencia de la autorización parlamentaria”, indicaron.
Los ejercicios más habituales eran los de apoyo a la comunidad con Chile y los más grandes eran con Brasil. Con la Brigada de Monte XII, de Posadas, se hacía anualmente la operación Guaraní, con más de 600 soldados, un año en Brasil y otro en la Argentina. En 2018 se organizó una en Monte Caseros, con tiro con munición de guerra y artillería.
“Nuestra expectativa es que no tengamos nuevas cepas del Covid-19 y dentro de unos meses podamos volver a la normalidad”, concluyó De Luise, con la mirada puesta en la próxima planificación. (Source/Photo/Author: Mariano De Vedia/La Nación)
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