La agresión saudí se ha convertido en un desastre militar, pero ha producido una catástrofe humanitaria en Yemen. Más de 112.000 civiles yemeníes han muerto y decenas de miles sufren enfermedades como el cólera y una hambruna, fruto, sobre todo, del bloqueo que ha impuesto Arabia Saudta y que equivale a un genocidio contra el pueblo yemení.
Esta táctica tampoco ha funcionado frente a la resistencia de la población yemení, que ha frenado con su tenacidad la agresión de los invasores saudíes. Después de seis años de guerra, Arabia Saudita y sus mercenarios están al borde de la derrota. El Ejército yemení y los Comités Populares de Ansarulá continúan sus avances, en especial en la provincia de Maarib, que controlan en su mayor parte, privando así a la coalición saudí de su último punto de apoyo en el norte de Yemen. Con el fin de intentar frenar la ofensiva yemení, el régimen saudí no ha dudado en aliarse con terroristas de Al Qaida y con los milicianos del Partido Islah, vinculado al grupo de los Hermanos Musulmanes, al que Riad oficialmente condena. Está claro que el llamado Acuerdo de Riad no ha logrado impulsar un esfuerzo concertado entre los representantes de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos para dejar de lado sus diferencias políticas y volver a centrar su atención en los huzíes del norte. Los enfrentamientos entre las fuerzas de la milicia de Islah respaldadas por Arabia Saudí y aquellos alineados con el separatista Consejo de Transición del Sur (STC), apoyado por los Emiratos Árabes Unidos, son ahora una rutina y se han intensificado en los últimos meses en la ciudad portuaria de Adén, en el sur.
En medio de la guerra y el bloqueo, los yemeníes han sido capaces de desarrollar una poderosa industria militar, que incluye drones y misiles sofisticados. Estos han sido capaces de superar una y otra vez las defensas antiaéreas saudíes, incluyendo los Patriot estadounidenses asestando duros golpes a la industria petrolera y a sitios militares saudíes situados muy lejos de Yemen.
Dichas operaciones han humillado al régimen saudí, además de crear importantes problemas económicos para Riad. El Gobierno de Salvación Nacional de Sanaa ha dejado claro que luchará contra la coalición y sus mercenarios en el sur y este del país mientras la agresión no cese y el bloqueo no sea levantado. El gobierno ha conseguido el reconocimiento y aprecio del pueblo y las tribus yemeníes debido a su gestión honesta y eficaz, que contrasta con la corrupción y sumisión de los mercenarios de Hadi a Arabia. Queda por ver, por lo tanto, cuánto tiempo más continuarán los saudíes con su desastrosa e ilegal intervención en Yemen, especialmente con la caída de los precios del petróleo y las crisis políticas internas entre el gobernante de facto, el príncipe heredero Mohammad Bin Salman, y sus rivales. A ello hay que añadir la amplia condena internacional hacia el papel de MBS en el asesinato del periodista opositor Yamal Khashoggi, que ha sido puesto de manifiesto en un reciente informe publicado por la administación Biden. Los saudíes pronto descubrirán que no tienen ni la voluntad ni los recursos para seguir adelante con su desastrosa aventura en Yemen. (Source/Photo: Various Media)
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