Desde que se anunció la firma del acuerdo hasta que se llevó a cabo hubo muchas dudas. Finalmente se conoce de qué se trata y a qué se compromete Argentina.
Fueron varias semanas las que se dejaron pasar para informar concretamente de qué se tratan las negociaciones y a qué se compromete la Argentina en el acuerdo con el FMI.
Mucho se dijo al respecto, al punto de que a los mercados llegaron informaciones contradictorias.
Por eso, después de un período de acomodamiento, se pusieron sobre la mesa las preguntas que necesitan respuestas, entre ellas, qué prometió Argentina al FMI, de qué dependen los próximos desembolsos del organismo y cuánto dinero ingresará.
- El primero de los compromisos es que la deuda pública caiga en proporción al PBI hasta alcanzar el 55,8% del mismo hacia fines del año 2021. Puede parecer una promesa vana, dado que nadie sabe quiénes estarán el poder después de fines de 2019. Pero lo que llama la atención es la cifra de 55,8%, dado que toda la información que el Gobierno había brindado anteriormente señalaba una cifra actual de deuda pública muy por debajo de ese guarismo, lo que indica, en buen romance, que hay más deuda pública de la que en forma se creía.
- En segundo lugar, como consecuencia de la promesa de reducir el déficit fiscal al 1,3% del PBI en 2019, Argentina se compromete a seguir reduciendo los subsidios a la energía y al transporte. Los consumidores deberán cubrir el 90% del costo de los mismos en 2020. Lo cierto es que el costo de la energía y el transporte están por debajo del precio internacional, que sólo es aplicable como costo a la parte importada de la energía, que es una porción minoritaria. Por lo tanto, si esta cláusula se aplica con rigor, se están desdolarizando las tarifas públicas, lo que puede explicar en parte al menos la salida del ministro Aranguren, quien iba por el camino de la dolarización de las tarifas públicas, cosa ahora imposible a la luz de la magnitud de la devaluación ocurrida, analiza el economista Walter Graziano en Clarín.
- En el terreno monetario, el acuerdo con el FMI no solo se propone que el Estado cancele deudas con el Banco Central por valor de u$s25.000 millones durante el transcurso del programa Stand By, sino que, a su vez, con esos fondos provenientes del Tesoro el BCRA debe disminuir el stock de LEBAC -lo que implica que la cantidad de pesos en el sistema financiero permanece inalterada en un primer momento- y el mecanismo a través del cual se hace esto debe promover la reintermediación del sector financiero. O sea, lo que se plantea es que la liberación de LEBAC ingrese como depósitos a los bancos más allá de que antes o después de ello compren o pasen por otros activos: dólar, bonos, acciones, inmuebles, etc. Vale decir que implícitamente se está prometiendo una buena dosis de expansión monetaria secundaria, dado que los bancos con los nuevos depósitos generados a través de la liberación de las LEBAC generan nuevos créditos que siempre son para comprar activos reales o financieros y por lo tanto vuelven a los bancos.
Entonces, más allá de que Argentina se compromete a que no haya expansión monetaria primaria para financiar desde el BCRA al Tesoro, sí se contempla un apreciable grado de creación secundaria de dinero en forma implícita, dado que el stock de las LEBAC supera el billón de pesos.
Inflación y dólar
Por otro lado, el acuerdo con el FMI insiste en la consecución de metas de inflación, a pesar de la pésima experiencia que Argentina ha tenido con este tipo de políticas. Para fines de 2018 el país se compromete a que la tasa de inflación esté en el 27% y para 2019 la misma no supere el 17%.
Sin embargo, la letra chica del acuerdo luego se muestra mucho más laxa, estableciendo cotas superiores en las tasas de inflación en el 32% para fines de 2018 (es la primera vez que el Gobierno admite que la tasa de inflación de este año puede superar muy cómodamente el 30% anual) y del 28% para el primer trimestre de 2019, bajando solo al 21% a fines de 2019.
Con respecto al dólar, el FMI ha recomendado al país una flotación limpia del tipo de cambio. En este caso, la promesa es muy estricta dado que textualmente solo se planea "limitar la venta de reservas internacionales a períodos en los que haya una clara disfunción del mercado". A continuación se agrega: "Incluso en esos casos planeamos absorber las presiones externas a través de un tipo de cambio flexible y ventas de divisas muy limitadas para acomodar las presiones del mercado cambiario".
Por si ello fuera poco, se establece que la intención es llevar las reservas internacionales de la Argentina a niveles prudentes dada la gran exposición de Argentina a los shocks globales. Vale decir que más allá de puntuales ventas de divisas de las reservas en el mercado, Argentina se ha comprometido a subir el nivel de las mismas. Si las ventas de dólares en el mercado fueran cuantiosas, Argentina se compromete a iniciar conversaciones con el FMI para analizar las condiciones en el mercado de divisas y las respuestas de Argentina a las mismas.
Vale decir, que el Stand By corre riesgo de caerse en caso de que Argentina intervenga en demasía vendiendo dólares. Inclusive, se ha firmado no intervenir el mercado de futuros.
El acuerdo establece que el Tesoro podrá vender solo una parte de las divisas que el FMI preste con el fin de pagar el déficit fiscal en pesos que tenga o devolver deuda contraída con el BCRA. Ya se ha publicitado que las ventas que podrá hacer el Tesoro desde junio hasta septiembre son u$s7.500 millones. Pero allí el acuerdo plantea una gran duda, dado que establece que a fines de septiembre recién el Banco Central establecerá el mecanismo de subasta de divisas. Ello marca que es dudoso que lo que las autoridades han venido haciendo en el mercado de cambios, con ventas directas del Banco Central, en los últimos diez días guarde relación con lo prometido al FMI.
Por último, ¿cuál es la verdadera cifra del acuerdo?
Tras el primer desembolso del orden de los u$s15.000 millones del 20 de junio, hay planeados desembolsos trimestrales en forma calendaria del orden de los u$s3.000 millones cada tres meses hasta junio de 2021.
Durante esta gestión presidencial, yendo todo bien, ingresarían al país u$s30.000 millones en total. Cifra bien lejana de los u$s50.000 millones anunciados, dado que los restantes 20.000 millones de dólares ingresarían durante la gestión de la nueva administración que asuma a fines de 2019.
Finalmente, según el acuerdo, Argentina pierde su independencia financiera, dado que no puede bajar sus tasas de interés sin antes establecer consultas con el FMI.
Fuente: iProfesional
Fueron varias semanas las que se dejaron pasar para informar concretamente de qué se tratan las negociaciones y a qué se compromete la Argentina en el acuerdo con el FMI.
Mucho se dijo al respecto, al punto de que a los mercados llegaron informaciones contradictorias.
Por eso, después de un período de acomodamiento, se pusieron sobre la mesa las preguntas que necesitan respuestas, entre ellas, qué prometió Argentina al FMI, de qué dependen los próximos desembolsos del organismo y cuánto dinero ingresará.
- El primero de los compromisos es que la deuda pública caiga en proporción al PBI hasta alcanzar el 55,8% del mismo hacia fines del año 2021. Puede parecer una promesa vana, dado que nadie sabe quiénes estarán el poder después de fines de 2019. Pero lo que llama la atención es la cifra de 55,8%, dado que toda la información que el Gobierno había brindado anteriormente señalaba una cifra actual de deuda pública muy por debajo de ese guarismo, lo que indica, en buen romance, que hay más deuda pública de la que en forma se creía.
- En segundo lugar, como consecuencia de la promesa de reducir el déficit fiscal al 1,3% del PBI en 2019, Argentina se compromete a seguir reduciendo los subsidios a la energía y al transporte. Los consumidores deberán cubrir el 90% del costo de los mismos en 2020. Lo cierto es que el costo de la energía y el transporte están por debajo del precio internacional, que sólo es aplicable como costo a la parte importada de la energía, que es una porción minoritaria. Por lo tanto, si esta cláusula se aplica con rigor, se están desdolarizando las tarifas públicas, lo que puede explicar en parte al menos la salida del ministro Aranguren, quien iba por el camino de la dolarización de las tarifas públicas, cosa ahora imposible a la luz de la magnitud de la devaluación ocurrida, analiza el economista Walter Graziano en Clarín.
- En el terreno monetario, el acuerdo con el FMI no solo se propone que el Estado cancele deudas con el Banco Central por valor de u$s25.000 millones durante el transcurso del programa Stand By, sino que, a su vez, con esos fondos provenientes del Tesoro el BCRA debe disminuir el stock de LEBAC -lo que implica que la cantidad de pesos en el sistema financiero permanece inalterada en un primer momento- y el mecanismo a través del cual se hace esto debe promover la reintermediación del sector financiero. O sea, lo que se plantea es que la liberación de LEBAC ingrese como depósitos a los bancos más allá de que antes o después de ello compren o pasen por otros activos: dólar, bonos, acciones, inmuebles, etc. Vale decir que implícitamente se está prometiendo una buena dosis de expansión monetaria secundaria, dado que los bancos con los nuevos depósitos generados a través de la liberación de las LEBAC generan nuevos créditos que siempre son para comprar activos reales o financieros y por lo tanto vuelven a los bancos.
Entonces, más allá de que Argentina se compromete a que no haya expansión monetaria primaria para financiar desde el BCRA al Tesoro, sí se contempla un apreciable grado de creación secundaria de dinero en forma implícita, dado que el stock de las LEBAC supera el billón de pesos.
Inflación y dólar
Por otro lado, el acuerdo con el FMI insiste en la consecución de metas de inflación, a pesar de la pésima experiencia que Argentina ha tenido con este tipo de políticas. Para fines de 2018 el país se compromete a que la tasa de inflación esté en el 27% y para 2019 la misma no supere el 17%.
Sin embargo, la letra chica del acuerdo luego se muestra mucho más laxa, estableciendo cotas superiores en las tasas de inflación en el 32% para fines de 2018 (es la primera vez que el Gobierno admite que la tasa de inflación de este año puede superar muy cómodamente el 30% anual) y del 28% para el primer trimestre de 2019, bajando solo al 21% a fines de 2019.
Con respecto al dólar, el FMI ha recomendado al país una flotación limpia del tipo de cambio. En este caso, la promesa es muy estricta dado que textualmente solo se planea "limitar la venta de reservas internacionales a períodos en los que haya una clara disfunción del mercado". A continuación se agrega: "Incluso en esos casos planeamos absorber las presiones externas a través de un tipo de cambio flexible y ventas de divisas muy limitadas para acomodar las presiones del mercado cambiario".
Por si ello fuera poco, se establece que la intención es llevar las reservas internacionales de la Argentina a niveles prudentes dada la gran exposición de Argentina a los shocks globales. Vale decir que más allá de puntuales ventas de divisas de las reservas en el mercado, Argentina se ha comprometido a subir el nivel de las mismas. Si las ventas de dólares en el mercado fueran cuantiosas, Argentina se compromete a iniciar conversaciones con el FMI para analizar las condiciones en el mercado de divisas y las respuestas de Argentina a las mismas.
Vale decir, que el Stand By corre riesgo de caerse en caso de que Argentina intervenga en demasía vendiendo dólares. Inclusive, se ha firmado no intervenir el mercado de futuros.
El acuerdo establece que el Tesoro podrá vender solo una parte de las divisas que el FMI preste con el fin de pagar el déficit fiscal en pesos que tenga o devolver deuda contraída con el BCRA. Ya se ha publicitado que las ventas que podrá hacer el Tesoro desde junio hasta septiembre son u$s7.500 millones. Pero allí el acuerdo plantea una gran duda, dado que establece que a fines de septiembre recién el Banco Central establecerá el mecanismo de subasta de divisas. Ello marca que es dudoso que lo que las autoridades han venido haciendo en el mercado de cambios, con ventas directas del Banco Central, en los últimos diez días guarde relación con lo prometido al FMI.
Por último, ¿cuál es la verdadera cifra del acuerdo?
Tras el primer desembolso del orden de los u$s15.000 millones del 20 de junio, hay planeados desembolsos trimestrales en forma calendaria del orden de los u$s3.000 millones cada tres meses hasta junio de 2021.
Durante esta gestión presidencial, yendo todo bien, ingresarían al país u$s30.000 millones en total. Cifra bien lejana de los u$s50.000 millones anunciados, dado que los restantes 20.000 millones de dólares ingresarían durante la gestión de la nueva administración que asuma a fines de 2019.
Finalmente, según el acuerdo, Argentina pierde su independencia financiera, dado que no puede bajar sus tasas de interés sin antes establecer consultas con el FMI.
Fuente: iProfesional
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