Hace relativamente poco tiempo difundimos un articulo preguntándonos si Argentina se encuentra preparada para la próxima cumbre del G-20 en nuestro país en materia de seguridad y defensa. A su vez, sostuvimos que en las pauperrimas condiciones operativas en que se encuentra la Fuerza Aérea Argentina, la sola posibilidad de blindar el espacio aéreo da por sentada la idea de que actualmente somos incapaces de garantizar una seguridad integral a las distintas comitivas que participaran en el cónclave. No hay que olvidar que la reunión corresponde nada mas y nada menos que a las principales potencias del mundo, cada una con un conflicto abierto o latente y todo en un contexto de una extrema vulnerabilidad global por los sucesivos ataques terroristas que terminan siendo noticias alrededor del mundo.
Argentina, obligada a garantizar la seguridad de los lideres que pisaran nuestro suelo, al día de hoy no alcanzaría estándares internacionales de seguridad aérea para desarrollar con tranquilidad las reuniones. En función de esto, ya sonaron alarmas tanto en despachos de funcionarios nacionales como en algunos equipos de las potencias que vendrán y comenzaron a emitir informes, opiniones e ideas.
Desde EE.UU., país con gran tendencia obsesiva por resguardar la integridad física de sus presidentes, hubo aproximaciones con Argentina para volver a poner bajo su control la seguridad de su propia comitiva: esto es cazas como escoltas que brinden un paraguas de protección a los desplazamientos de su principal líder político.
Es claro, Argentina solamente dispone de un sistema, en muy pocas cantidades y con grandes limitaciones, para hacerse cargo de un evento de tales características. Para peor, el personal de este único sistema mantiene al día de hoy una migración constante hacia el mercado privado.
Los estándares van desde la imposición de penas civiles como suspensión de licencias de vuelo (fácilmente aplicables) hasta el uso de la fuerza para aeronaves que supongan un inminente peligro para la seguridad, todo en un marco de control muy fuerte sobre actividades de entrenamiento, practicas, vuelos acrobáticos, limitaciones a sistemas del tipo UAV en un radio de acción compuesto en general por dos anillos de seguridad.
¿Pero porque sostener que Argentina no cumple con estándares de seguridad? La respuesta es la visita fugaz de Angela Merkel.
Pese a que en diversos medios se sostuvo que nuestro país había una fuerte operación de seguridad alrededor de la figura política, en la Ciudad de Buenos Aires en ningún momento existió control sobre el espacio aéreo que suponga: cierre de aeropuertos, corredores y protocolos de seguridad, aviones de combate de apoyo a esos protocolos y por lo menos, comunicación con la Fuerza Aérea Argentina.
En estas condiciones, y de persistir, Argentina tiene mucho para preocuparse ante la próxima reunión del G-20, que vale recordar que esta conformada por los principales lideres políticos de todo el mundo.
Estimado Jorge, resultaría correcto indicar tanto la fuente como el autor del articulo.
ResponderEliminarTeniendo en cuenta el papelón que ya pasamos cuando vino Obama, y que las cosas no han mejorado en nada desde entonces con la FAA, al contrario, no somos capaces de pagar las horas de vuelo de nuestros pilotos alumnos, no es raro que EEUU venga de nuevo con sus F-16 escoltando el Fuerza Aérea Uno. Estamos pagando años, décadas de desinterés casi criminal en lo que tiene que ver con la defensa de nuestro espacio aéreo. Las cosas no parecen querer cambiar para bien.
ResponderEliminarCuando digo "criminal", esto se fundamenta en que es responsabilidad constitucional del gobierno de turno proveer la defensa común, no darle bola a esto es, sencillamente, incumplimiento de la constitución.
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