Por NIKOLÁI LITOVKIN, RBTH
La mayor compra del ejército ruso de los últimos meses ha sido la primera división de la nueva generación de sistemas antiaéreos Buk-M3. Según las declaraciones del ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, en 2020 las tropas estarán equipadas en un 70 % con tecnología de última generación. Sin embargo, los expertos militares señalan que la compra de armamento no basta para garantizar la seguridad del país y que es necesario modernizar las empresas del sector de defensa.
El primer sistema antiaéreo Buk-M3 en el ejército ruso
Uno de los principales “regalos” para el ejército ruso ha sido la primera división de los nuevos sistemas de misiles antiaéreos Buk-M3.
“No estamos hablando de una modernización del sistema antiaéreo –declara a RBTH el director del servicio de prensa del consorcio Almaz-Antéi, Valeri Yarmolenko-. Se trata de un nuevo modelo con las dimensiones del antiguo”.
Yarmolenko señala que la característica principal del Buk-M3 es que los misiles antiaéreos se encuentran en contenedores de lanzamiento (como los sistemas S-300) que también son transportables.
El lanzamiento de misiles antiaéreos desde estos 12 contenedores cilíndricos puede llevarse a cabo 20 segundos después de detener el vehículo. A diferencia de su antecesor, el alcance de destrucción de misiles y aviación del enemigo es de 70 km, frente a los 15 anteriores.
Según Rossiyskaya Gazeta, el sistema de misiles antiaéreos Buk-M3 también puede abatir objetivos submarinos y terrestres, por lo que puede utilizarse no solo como medio de defensa, sino también como armamento táctico de misiles guiados.
Qué más armas ha recibido el ejército ruso
Durante los últimos tres meses, las fuerzas armadas de la Federación Rusa también han recibido algunos otros sistemas de defensa.
Entre ellos figuran los siguientes sistemas:
- dos conjuntos de regimiento de sistemas de misiles antiaéreos S-400 y seis unidades de Pantsir-S;
- sistemas de misiles costeros Bal y Bastión para las tropas del Distrito Militar Occidental;
- dos divisiones de sistemas de misiles antiaéreos Buk-M2;
- tres misiles balísticos intercontinentales;
- 100 misiles de crucero Kalibr y sistemas antimisiles Oniks para los buques y submarinos de la Armada.
La gran mayoría de las nuevas armas que reciben las tropas rusas se mostraron al público general a principios de septiembre durante el foro Army-2016.
Los problemas del rearme del ejército
Según el viceministro de Defensa de la Federación Rusa Timur Ivanov, la financiación del complejo industrial militar se ha recortado debido a la crisis. Esta tendencia podría mantenerse en 2017.
“El programa de modernización y desarrollo de las fuerzas armadas de la Federación Rusa, estimado en 22 billones de rublos (353.000 millones de dólares), podrá garantizar la seguridad total del país una vez finalizado en 2022. Sin embargo, existen algunos problemas que es necesario resolver”, comenta a RBTH el exdirector del Estado Mayor de las Tropas de Misiles de Designación Estratégica y actual consejero de la comandancia, el general coronel Víktor Esin.
Según Esin, el plan de modernización del complejo industrial militar, en el que se han invertido 3 billones de rublos (48.000 millones de dólares), está fracasando. “Esto es resultado de las sanciones y de la caída de la economía rusa. El proceso de sustitución de la importación en las empresas de defensa apenas se está llevando a cabo”, declaraba Esin.
Según una fuente de RBTH en el complejo industrial militar, el problema principal consiste en que Rusia no podrá sustituir la importación de algunos productos clave durante los próximos años.
“Los motores para buques y aviones, que Rusia solía comprar a otros países, se podrán fabricar en las empresas nacionales ya en 2018. Sin embargo, existen muchos sistemas electrónicos para estos aparatos que nuestras fábricas no podrán comenzar a producir a corto plazo”, señala esta fuente.
“Sin duda, los gastos en defensa ocupan una gran parte del presupuesto –comenta Esin-. Pero si Rusia quiere sentirse segura y no temer lo que pueda suceder mañana, debemos invertir dinero ahora para evitar estancamientos como el de las décadas de los 90 y los 2000”.
La mayor compra del ejército ruso de los últimos meses ha sido la primera división de la nueva generación de sistemas antiaéreos Buk-M3. Según las declaraciones del ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, en 2020 las tropas estarán equipadas en un 70 % con tecnología de última generación. Sin embargo, los expertos militares señalan que la compra de armamento no basta para garantizar la seguridad del país y que es necesario modernizar las empresas del sector de defensa.
BUK-M3. Fuente: servicio de prensa
El primer sistema antiaéreo Buk-M3 en el ejército ruso
Uno de los principales “regalos” para el ejército ruso ha sido la primera división de los nuevos sistemas de misiles antiaéreos Buk-M3.
“No estamos hablando de una modernización del sistema antiaéreo –declara a RBTH el director del servicio de prensa del consorcio Almaz-Antéi, Valeri Yarmolenko-. Se trata de un nuevo modelo con las dimensiones del antiguo”.
Yarmolenko señala que la característica principal del Buk-M3 es que los misiles antiaéreos se encuentran en contenedores de lanzamiento (como los sistemas S-300) que también son transportables.
El lanzamiento de misiles antiaéreos desde estos 12 contenedores cilíndricos puede llevarse a cabo 20 segundos después de detener el vehículo. A diferencia de su antecesor, el alcance de destrucción de misiles y aviación del enemigo es de 70 km, frente a los 15 anteriores.
Según Rossiyskaya Gazeta, el sistema de misiles antiaéreos Buk-M3 también puede abatir objetivos submarinos y terrestres, por lo que puede utilizarse no solo como medio de defensa, sino también como armamento táctico de misiles guiados.
Qué más armas ha recibido el ejército ruso
BUK-M2E. Fuente: Mijail Voskresenski/RIA Novosti
Durante los últimos tres meses, las fuerzas armadas de la Federación Rusa también han recibido algunos otros sistemas de defensa.
Entre ellos figuran los siguientes sistemas:
- dos conjuntos de regimiento de sistemas de misiles antiaéreos S-400 y seis unidades de Pantsir-S;
- sistemas de misiles costeros Bal y Bastión para las tropas del Distrito Militar Occidental;
- dos divisiones de sistemas de misiles antiaéreos Buk-M2;
- tres misiles balísticos intercontinentales;
- 100 misiles de crucero Kalibr y sistemas antimisiles Oniks para los buques y submarinos de la Armada.
La gran mayoría de las nuevas armas que reciben las tropas rusas se mostraron al público general a principios de septiembre durante el foro Army-2016.
Los problemas del rearme del ejército
Según el viceministro de Defensa de la Federación Rusa Timur Ivanov, la financiación del complejo industrial militar se ha recortado debido a la crisis. Esta tendencia podría mantenerse en 2017.
“El programa de modernización y desarrollo de las fuerzas armadas de la Federación Rusa, estimado en 22 billones de rublos (353.000 millones de dólares), podrá garantizar la seguridad total del país una vez finalizado en 2022. Sin embargo, existen algunos problemas que es necesario resolver”, comenta a RBTH el exdirector del Estado Mayor de las Tropas de Misiles de Designación Estratégica y actual consejero de la comandancia, el general coronel Víktor Esin.
Según Esin, el plan de modernización del complejo industrial militar, en el que se han invertido 3 billones de rublos (48.000 millones de dólares), está fracasando. “Esto es resultado de las sanciones y de la caída de la economía rusa. El proceso de sustitución de la importación en las empresas de defensa apenas se está llevando a cabo”, declaraba Esin.
Según una fuente de RBTH en el complejo industrial militar, el problema principal consiste en que Rusia no podrá sustituir la importación de algunos productos clave durante los próximos años.
“Los motores para buques y aviones, que Rusia solía comprar a otros países, se podrán fabricar en las empresas nacionales ya en 2018. Sin embargo, existen muchos sistemas electrónicos para estos aparatos que nuestras fábricas no podrán comenzar a producir a corto plazo”, señala esta fuente.
“Sin duda, los gastos en defensa ocupan una gran parte del presupuesto –comenta Esin-. Pero si Rusia quiere sentirse segura y no temer lo que pueda suceder mañana, debemos invertir dinero ahora para evitar estancamientos como el de las décadas de los 90 y los 2000”.
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