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jueves, 17 de septiembre de 2015

Defensa y sus contradicciones en la Argentina del Siglo XXI

Por Federico Luna - Zona Militar

Es muy complicado hablar sobre Defensa en la Argentina hoy día sin que afloren un sin numero de problemas, planteos dogmáticos, discusiones superficiales, asociaciones emocionales a la ultima dictadura militar y así mismo, ¿por que no decirlo también?, falta de interés.
El planteo de la Defensa tradicionalmente se define como una construcción en la cual conviven el instrumento militar, compuesto por las Fuerzas Armadas (en nuestro caso la Armada, el Ejercito y la Fuerza Aérea) quienes a grandes rasgos se dividen en partes iguales la respectiva responsabilidad de proteger el espacio aéreo, terrestre y marítimo argentino. Un elemento estructural de este instrumento es el complejo militar-industrial, el cual fue muy bien definido por el entonces presidente de los Estados Unidos, Dwight Eisenhower, en el año 1960. Este identifica al complejo militar-industrial como las plantas industriales, tanto estatales como privadas, que son el esfuerzo de producción bélica de un país. Siendo concreto, las fabricas de aviones, cañones, municiones, logística, etc. Al mismo tiempo que identifica la relación triangular entre los distintos intereses políticos, militares e industriales.
La segunda mitad del compromiso sobre defensa, y para nada menor, corresponde al ámbito político: primero que nada al Ministerio de Defensa, directamente responsable de la administración de las Fuerzas Armadas, así como de la coordinación del aparato militar-industrial estatal y privado. La otra arista que compone un vector de responsabilidad y de dirección corresponde al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, el ámbito que regula y define los asuntos e intereses militares relativos a necesidades de nivel estratégico en nuestro país.
En resumen, el conjunto de ambas mitades, poder político y poder militar, provee a la “defensa común” tal como declara el Preámbulo de nuestra Constitución Nacional.
El producto del análisis en los diferentes niveles de la estructura de la Defensa genera doctrinas, las cuales son lineamientos de uso o de trabajo en el ámbito donde se van a aplicar. Los diferentes actores que tienen injerencia sobre el planteo macro de la defensa, producirán esquemas de trabajo en función del ámbito que ocupan: el Ministerio de Defensa producirá lineamientos sobre como las Fuerzas Armadas se desenvolverán, el Ministerio de Relaciones Exteriores generara políticas que buscaran defender los intereses de la Nación en relación a otras naciones y las Fuerzas Armadas produciran formas o técnicas de uso de sus medios y armamentos disponibles para sacar el mayor provecho previo y durante el combate.
Argentina reconoce como menester dentro de la Ley de Defensa y su reglamentación del año 2009 (21 años luego de sancionada originalmente) que el ámbito de aplicación o de uso de las Fuerzas Armadas nacionales es el combate a Fuerzas Armadas de otros estados, debidamente identificados, quienes incurrieran en acciones sobre el territorio e intereses de la República Argentina.
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Esto representaría uno de los principales problemas, no solo dentro de su marco legal, sino de la discusión sobre el rol y los alcances de la defensa en la República Argentina. Esta Ley, inspirada en la respectiva Ley de Defensa de los Estados Unidos de Norteamérica sancionada años antes que la nuestra, es producto de la experiencia de otro país, con otras necesidades y conceptos y en un contexto donde aun no se avizoraba claramente el final de la Guerra Fría. Una época en donde la globalización de esta “Guerra Fría” comenzaría a dar lugar a nuevos actores que al año 2015 tienen una muy marcada relevancia.
Esta Ley llega en un periodo donde las Fuerzas Armadas, luego de la derrota en las Islas Malvinas y Georgias y el retorno al sistema democrático, aun generaban un altísimo grado de tensión política reflejados en planteamientos militares, alzamientos y copamientos, sumado al canto de cisne de militantes de extrema izquierda quienes buscaban alienar a la aturdida sociedad argentina. Esta coyuntura compleja es la que termina de definir el rol que el propio estado le asigna al componente militar, logrando que los efectos de las medidas tomadas 30 años atrás se trasladen al día de hoy y que de manera categórica sitúen al componente armado nacional en la situación en la que actualmente se encuentran.
Si bien las medidas políticas relacionadas al componente militar y tomadas con el retorno a la democracia estuvieron sujetas a una determinada necesidad histórica, resulta llamativo como el paso del tiempo han dejado a la estructura de defensa bajo lineamientos prehistóricos, con una cultura organizacional vetusta y con medios en sinfonía con el interés que el propio estado le confiere.
¿Puede ser que 30 años después, los avances que hubo hayan sido tan tímidos? Si, puede ser. ¿Puede ser que los medios con los que contamos no nos brinden la seguridad necesaria para un territorio tan vasto? También.
A nivel dirigencial, el arco político en su conjunto reposa el concepto de la defensa en un rincón tabú, terminando por definir de esta forma al rol de las Fuerzas Armadas como solo un instrumento para hacer la guerra y no para prevenirla. Este concepto, trillado también en la propia opinión pública, olvida el rol fundamental del poder armado: la disuasión.
La disuasión es la habilidad pasiva en la que se desalienta una acción: el potencial atacante se ve ante probabilidades negativas frente al atacado, el cual podría provocarle mas bajas o perdidas de las que considera aceptables para lograr su objetivo.
Esta habilidad no es solamente propia en el instrumento militar, de sus medios y doctrina, sino que se traslada al propio poder político a través de los ministerios que citamos en un principio, los cuales proveen los lineamientos básicos para que el componente defensivo de una nación pueda llevar a cabo exitosamente los propósitos que se establezcan.
Sin lineamientos políticos agiornados, doctrina capaz y medios actualizados no hay política de defensa que pueda brindar credibilidad en cuanto al concepto de disuasión.
En la defensa el concepto primordial es el conflicto: la prevención, la preparación, la ejecución y la adaptación luego de la fiscalización del mismo. Carl von Clausewitz, hace casi 200 años, elocuentemente definió a la Guerra como la continuación de la política por otros medios. Esta idea se suma a lo expuesto por Hans Morgenthau, padre de las Relaciones Internacionales modernas, en su escuela de la “Real Politik”, quien define al conflicto como una condición latente entre las naciones. ¿Que quiere decir esto? Las naciones, ante la necesidad inherente de expandirse en su naturaleza violenta, llevaran a instancias de conflicto, sea político y luego a través de las armas, la imposición de sus voluntades una por sobre la otra. Por este motivo, el define como una cuestión “anti natural” la ausencia de conflicto entre naciones y por ende, la dificultad de mantener esta situación (o “status quo”) que identifica como “El problema de la Paz”.
En resumen, Hans Morgenthau define al equilibrio de poderes como un método de sostén a largo plazo de la Paz. Podemos ver a grandes rasgos que esto para la defensa es una cuestión elemental: balancea los brazos armados y diplomáticos en el uso de las facultades para la Defensa Nacional, de manera activa y/o pasiva según corresponda. 
En la República Argentina, las Fuerzas Armadas han sido históricamente un vector importante en la construcción del propio estado. Han sido actores principales en el rechazo de las invasiones inglesas de 1806 y 1807 y han emprendido la empresa exitosa de la Independencia, logrando también emancipar las naciones de Chile y Perú.
De igual forma han sido promotores de otras grandes paginas de la historia nacional, tales como el fomento a la industrialización del país articulando al sector publico y privado, la extracción de sus recursos naturales, el desarrollo y la innovación tecnológica, la vectorización de la política poblacional durante los primeros años de organización del estado, entre otros.
Han avanzado al son de la nación y aunque parezca difícil de verlo, esto tiene que ver con su relación directa con el pueblo. El aparato militar esta construido desde la propia base de su población, quien lo personifica. Que las Fuerzas Armadas hayan sido actor fundamental de grandes cosas (y malas porque no), es pura y exclusivamente en función de los propios efectos del pueblo que lo compone.
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Estos efectos modifican de raíz el rol que ocupa el sistema de defensa de la nación integrado por sus tres fuerzas y motivan que las misiones orgánicas que cada una de estas tienen puedan ser llevadas a cabo. Es decir, si los efectos son negativos, la financiación y el interés que el propio pueblo pueda otorgarle a su aparato militar va a disminuir generando que la acción de sus fuerzas se vea limitada e incapaz.
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El ejemplo moderno que mas se ajusta a este contexto, lo representa la retención del buque escuela de la Armada Argentina, ARA “Libertad”. Esta fragata a vela y motor, lleva a los cadetes de último año de la Escuela Naval Militar, futuros oficiales de la Armada, junto a cadetes invitados del Ejército y la Fuerza Aérea, en un viaje de instrucción final donde los mismos también ofician de embajadores de la Armada y la República Argentina. Tal es la articulación que el Ministerio de Relaciones Exteriores paga un porcentaje de las costas de este viaje e incluye material informativo y documental para fomentar los vínculos entre la Argentina y las naciones las cuales visita, según sus viajes.
El día 2 de octubre de 2012, el buque atraco en el Puerto de Tema, de la localidad de Acra, Ghana y fue retenida por una manda judicial local. La República Argentina mantiene una disputa con los bonistas de la deuda externa quienes no acordaron en la quita de intereses y el pago consiguiente en la década pasada. Estos bonistas, acreedores de la Nación, están divididos en varios grupos y uno de los mas destacados entre ellos es el grupo de NML Capital. NML Capital es una firma privada de los Estados Unidos que se dedica a comprar deudas en cesación de pago (default) a un costo menor al del total de la deuda y una vez comprados, empuja el proceso de negociación con el país deudor y así poder recuperar la mayor cantidad de dinero posible de parte de esta situación deudora. Por este motivo se denomina a las firmas que intervienen en este tipo de prácticas, como “fondos buitre”. NML Capital presento entonces en relación a las deudas aun no saldadas con el Estado Argentino, un recurso de amparo que un juez de Ghana determino con la validez suficiente como para inmovilizar al buque recalado en Puerto. Grandes momentos de tensión se vivieron en cuanto fuerzas de seguridad ghanesas intentaron acceder al buque (que no deja de ser un buque de Guerra), ya que la tripulación argentina se encontraba dispuesta a resistir el abordaje de lo que se considera unánimemente como propiedad y “territorio” de la República Argentina.
Luego de 2 meses de negociación diplomática, haciendo énfasis en la excepcional labor de la diplomacia argentina, el juez retiro la restricción sobre el buque al reparar sobre el amparo presentado por NML Capital. Lo que se ha demostrado una victoria en el conflicto en todos los foros internacionales, al mismo tiempo ha sido una derrota, en la cual un juez de un país de la proyección de Ghana, se hubiera animado (sin ser disuadido) a tomar acciones sobre intereses del Estado Argentino. Esto es una clara derrota y muestra de las fallas del Sistema de Defensa Nacional argentino.
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La flaqueza de este sistema lleva a que el mismo sea considerado un fenómeno socio-político, ya que el Estado y sus organismos como producto social terminan demostrando la enorme necesidad que existe de modificar los lineamientos básicos que existen en el aparato militar, el cual se muestra obsoleto al día de hoy.
La Argentina siempre fue un pais de riquezas pero no necesariamente un país rico. Las Fuerzas Armadas acompañan en la riqueza y en la pobreza como así lo hace el Estado en relación a las situaciones políticas y económicas que les toca afrontar. Los últimos 100 años han visto la participación de las Fuerzas Armadas en los momentos políticos más beneficiosos y algunos de los más atroces de nuestra historia. Es el país testigo de los golpes de estado, subversión, el terrorismo de estado y la desaparición forzada de personas, así como también ha sido madre de industrias, usina del pensamiento, la ciencia y las mas altas tecnologías que hemos tenido a disposición, también como participes en misiones de pacificación de parte de las Naciones Unidas, como proyección de valores de la argentinidad en América, África, Europa y Medio Oriente. También durante catástrofes naturales y eventos de relevancia en el apoyo a la comunidad en todo el país.
El Periodo de la ultima dictadura militar, entre 1976 y 1983, trajo acompañado del ultimo proceso de renovación de medios de envergadura para la República Argentina y el presupuesto mas alto en Defensa en su historia, un periodo prolongado de endeudamiento, profundizado por las medidas económicas que golpearon a la industria pequeña y mediana nacional junto a la de base. Estos hechos de parte de la cúpula castrense dañan fuertemente a los métodos tradicionales de financiamiento del instrumento militar a largo plazo. El conflicto no ha sido simplemente económico sino también político e ideológico. Como dije anteriormente, la subversión y el terrorismo de estado, eran parte de un contexto hemisférico en donde las dictaduras de Chile y Brasil, aunque unidas en la lucha ideológica, tenían una carrera tecnológica y armamentística con la República Argentina. Se destaca la crisis del Beagle en 1978 donde estuvimos muy próximos a entrar en guerra con Chile, gobernada entonces por la junta militar a cargo del General Augusto Pinochet. Esto junto al combate interno entre facciones políticas de derecha e izquierda y las Fuerzas Armadas, también como las propias rivalidades dentro del seno de las FF.AA. generaron el caldo de cultivo para la futura situación de disociación entre el poder político y el instrumento militar, lo que conceptualmente representa un daño del Estado a su propia estructura.
El Conflicto del Atlántico Sur, en 1982, también representa un interesantísimo caso de análisis. El Reino Unido ocupaba desde el año 1833, ilegalmente las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur. Desde entonces el Estado Argentino, en sus primigenias capacidades, se encontraba negociando la posibilidad de restablecer el ejercicio de la soberanía sobre estas Islas. Distintos conflictos menores se dieron hasta el año 1965, en donde el comité de descolonización de las Naciones Unidas, mediante la declaración 2065, instruía al Reino Unido y a la República Argentina a iniciar un proceso de negociación al respecto, situación que hasta hoy día no ha tenido resultados favorable de relevancia.
A partir del año 1977, comienzan a darse nuevos roces diplomáticos y militares, incluyendo un incidente en donde al establecerse una base científica de la Armada Argentina en la isla Thule, el Reino Unido estuvo muy próximo a escalar un conflicto con la Argentina. Sin embargo, esta situación fue desactivada de manera interna políticamente, pero no dejaba de ser un precedente que anticipaba la reacción que se tomaría en 1982, algo erróneamente asumido ante la primera respuesta, de parte de la planificación estratégica de la Armada Argentina durante la formulación del plan Azul, el anteproyecto de desembarco en las Islas Malvinas que se daría finalmente el día 2 de Abril de 1982.
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A partir del 1ero de Mayo de 1982, el cruento combate resulta en la rendición de la guarnición en las Islas, mas allá del abnegado esfuerzo de soldados, marinos y pilotos de las fuerzas armadas que no lograron repeler la respuesta militar británica del gobierno de Margaret Thatcher. En este caso, las fuerzas armadas y la diplomacia argentina no pudieron con los medios británicos y de sus aliados. La Argentina también había tenido aliados dentro de lo que luego seria conocido como el grupo de países “no alineados” e incluso junto a los principales enemigos ideológicos de las Fuerzas Armadas argentinas, la Unión Soviética y Cuba.
En conclusión, el instrumento militar argentino no fue suficiente para alcanzar los objetivos diplomáticos pretendidos, por lo que esta situación acelero el desgaste de la dictadura militar, lo que lleva a un proceso de democratizacion que se materializa en el año 1983 con la asunción del Presidente Raul Alfonsín.
El proceso de transición política, incluyendo el juicio en 1985 a las juntas militares por violaciones a los derechos humanos, tuvo medidas políticas de “pacificación”. Sin embargo las consecuencias socio-económicas junto a la desactivación de los conflictos regionales con Brasil y Chile, llevaron a la desactivación progresiva del instrumento militar, también entendida por algunos analistas políticos como “desempoderamiento del partido militar”, un hecho que se demostraría en las diferencias políticas y en conflictos internos armados de las propias FF.AA. que se suscitaron hasta el año 1989.
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El proceso político encabezado por Raul Alfonsín en esta circunstancia, no ha logrado mantener la cohesión política en relación al rol de la Defensa y sus Fuerzas Armadas, aunque es merito de su parte la creación de la Ley de Defensa Nacional en el año 1988. A partir de 1983 se redujo drásticamente la presencia militar, incluyendo la desactivación de proyectos y medios de relevancia.
Durante este periodo comenzaron a darse los más notorios casos del tráfico ilegal de armas, posiblemente influenciados por el acceso de la Junta Militar al mercado en plena carrera armamentística con Chile a fines de 1970 y el esfuerzo de guerra durante el conflicto del Atlántico Sur. Es destacable el caso de proyectos tales como el desarrollo del misil Cóndor II. Este misil desarrollado por la Fuerza Aérea, junto a distintos socios europeos a través de una intrincada ingeniería buscaba a grandes rasgos, darle a la Argentina acceso soberano al espacio, así como una capacidad militar de primer orden, al ser utilizado como misil balístico de medio alcance.
Aun hoy se desconocen los detalles específicos políticos y técnicos detrás de este costoso programa del cual se derivo asistencia técnica para el programa misilístico del entonces líder iraquí, Saddam Hussein, quien por este beneficio financiaba a través de otros estados de medio oriente este proyecto. El mismo fue cancelado ante la fuerte presión diplomática internacional finalmente en el año 1992.
Este hecho obligo a diferenciar la investigación científica de aplicación civil de la investigación de aplicación militar. Muchos conceptos están relacionados uno al otro, sin embargo como medida de prevención de que tecnologías avanzadas caigan en mano de estados no alineados y conflictivos, se incrementan las salvaguardas de parte de quienes ya dominan estas tecnologías como medida de seguridad así como en muchos casos política, por la perdida de poder que implica.
El Presidente de la Nacion, Carlos Saúl Menem, en el año 1996 decide desdoblar este proceso y le quita a la Fuerza Aérea Argentina el monopolio de la investigación civil y militar, dando lugar a la creación de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). Toda la infraestructura de alta tecnología aeroespacial civil, incluyendo el complejo misilístico de Falda del Carmen desarrollado a partir del programa Cóndor y Cóndor II, quedaba bajo la órbita de este nuevo organismo. En el corto plazo, CONAE, comenzó a desarrollarse y participar en programas internacionales sobre satélites de investigación. Este trabajo lleva al desarrollo de la familia de satélites SAC, desarrollada junto a la administración nacional de aeronáutica y el espacio (NASA) de los Estados Unidos.
En un hecho no menor, en el año 2014, la CONAE junto a INVAP y otros organismos nacionales, logra el lanzamiento de su primer satélite de comunicaciones diseñado íntegramente en el país, ARSAT-1. A ser operado por la empresa de capital publico, ARSAT. Este hecho es clave para el desarrollo de soberanía en telecomunicaciones, lo cual representa una prioridad estratégica para el Estado y por ende, el Sistema de Defensa Nacional. Una vez completa, la constelación de satélites debería brindar capacidades de comunicación segura para todo el Estado Nacional, con un beneficio político, económico y estratégico directo frente a la dependencia de soluciones comerciales controladas por otras naciones. Actualmente CONAE se encuentra en pleno desarrollo del cohete Tronador, un vector de lanzamiento de satélites a baja órbita, lo cual podría comenzar a cerrar el circulo de la integración vertical argentina en materia espacial.
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Esta degradación de la Defensa continúo ante la liquidación o cierre de buena parte del complejo militar-industrial argentino. Este periodo de paz social, aunque teñido de crisis por la hiper inflación de fin de ciclo en la presidencia Alfonsín y una falsa prosperidad ante el inicio de la convertibilidad propuesta por Carlos Menem, de la mano de Roberto Dromi y Domingo Cavallo, terminaron por liquidar el proceso industrial estatal.
Una difícil transición socio política resulta en la reforma que ante la muerte del Soldado Carrasco por abusos y maltratos, retira el servicio militar obligatorio en 1995. La Ley de Servicio Obligatorio militar, instaurada en el año 1901, era hasta entonces la fuente mas importante de personal para las Fuerzas Armadas: en este caso todos los jóvenes aptos a partir de los 18 años, debían presentarse a servicio en las FF.AA por un periodo aproximado entre 12 y 24 meses, según donde fuera asignado.
Es entonces a mi entender donde comienza a manifestarse de manera mas grave la regresión en la capacidad de Defensa Nacional. El proceso de profesionalización de las FF.AA. implicaba darles una forma de mayor capacidad, a menor cantidad, de gran potencia y movilidad. Sin embargo este proceso hasta hoy día no se ha concluido en absoluto. Distintas vertientes políticas dentro de las FF.AA., acorde a los recambios en sus mandos, han impulsado todo tipo de reformas las cuales no han podido concretarse, sea por obstáculos políticos así como económicos.
También es esta época donde manifiestamente comienzan a verse la contraposición de posturas tradicionalistas más ortodoxas, así como diferentes posturas a favor de una reducción aun mayor del instrumento militar y por ende de las capacidades del Sistema de Defensa Nacional. Es este contexto el cual da lugar a que popularmente toda la discusión relativa a Defensa, no haya recibido el trato ni la actualización de contenidos acorde a un proceso que se estuviera madurando concienzudamente, ni a nivel académico, ni dentro de la propia doctrina militar. Distintos foros de discusión, aun mantienen argumentos y parámetros que resultan anacrónicos a la realidad del contexto histórico y actual global. Esto influye directamente al bajísimo nivel de discusión en relación a la temática.
No ha contribuido al respecto en absoluto, la actitud confrontativa del entonces Presidente de la Nacion Nestor Kirchner frente a las FF.AA., en donde ante el proceso de reapertura de los juicios por delitos de lesa humanidad, se dieron declaraciones y casos en donde el nivel de tensión hacia las mismas y la asociación frente a personal que no había tenido que ver en esos casos y muchas veces ni se encontraba en las fuerzas, era desproporcionado, lo cual afecto a la moral de las mismas.
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La ruptura del tejido social impacta directamente en la calidad del personal que es resultado de la incorporación voluntaria. Tal como dije anteriormente, las FF.AA. no son ajenas a los hechos socio-económicos de la Argentina, lo cual influye negativamente en las aptitudes del personal en si mismo. Se han tenido avances importantes en el reconocimiento de la mujer dentro de las FF.AA., de todas maneras este proceso no se ha visto exento de fallas y criticas: algunos de los parámetros de selección y aprobación resultan demasiado laxos para los estándares ideales de las FF.AA. inclusive en las diferencias de genero comúnmente reconocidas, así como también manejos sociales y culturales conflictivos, en donde las actitudes tanto del personal femenino como de sus pares masculinos demuestran ser reprochables, por deshonestos, abuso de confianza, indiscipline o por propia violencia de genero. No es necesario aclarar nuevamente el impacto negativo en la capacidad militar argentina.
Durante fines de la década de 1970 y principios de 1980, se produce el último periodo de reequipamiento importante de medios de las Fuerzas Armadas. El mismo por motivos políticos y económicos, continúa en servicio hasta nuestros días. Aviones, Buques y Vehículos de las FF.AA. aun cuentan con equipos de esa época o han sido levemente modificados, lo cual implica el inadecuado nivel y por ende la insuficiente capacidad y en varios casos, la obsolescencia de los medios desplegados. Aunque se ha incorporado algunos medios de segunda mano en la década de 1990, estos están al borde de ser desprogramados o sufren de las mismas falencias a nivel operativo o en la disponibilidad de los mismos.
Esto tiene que ver también con el hecho de que actualmente la falta de reformas en el sistema de defensa nacional, a nivel económico, normativo y político resultan en una mas que insuficiente capacidad para proveer a la defensa común -en este caso, siendo históricamente el presupuesto mas bajo que se ha tenido, cercano al 0.5% del PBI, frente a casos regionales en donde la inversión actual en operación y adquisición, supera al 2.5% del PBI-. En los casos de toda la región también se han dado circunstancias similares en la participación de toma del poder de parte de juntas militares, sin embargo la Argentina es el único país que se encuentra en esta situacion descripta, a grandes rasgos. El uso de la estadística no necesariamente implica en nuestro caso tampoco el hecho de una adecuada asignación de fondos, en muchos casos los mismos resultan subejecutados y el propio Ministerio de Economía, reasigna varias de las partidas por lo cual la operatividad de por si reducida, se encuentra muy perjudicada durante buena parte del año empeorando el panorama en si mismo.
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Actualmente la discusión sobre Defensa se mantiene en posiciones dogmáticas complejas, entre las cuales las normativas establecidas por el poder político no se representan con los avances y los medios necesarios para llevarlos a cabo en tiempo y forma. Es mayoritariamente el oficialismo quien tiene hoy día el monopolio de la discusión y el planteo sobre la Defensa Nacional ya que el resto de los foros carecen de difusión o en su defecto del peso político necesario para influir en la toma de decisiones.
Tradicionalmente se veía un interés de parte de la Comisión de Defensa Nacional del Congreso de la Nación, de igual forma su labor se ha encontrado muy desdibujada. La misma se reúne una vez al año para aprobar los ascensos de oficiales superiores pero durante el resto del periodo generalmente brilla por su ausencia. Es el diputado Alberto Asseff quien parece en algunos casos un solitario interesado por el estado y la vigencia de nuestras fuerzas militares. Sin dudas relativo esto al interés de parte de todo el arco político por la Defensa Nacional, puede verse un interés en común para la capitalización de proyectos de limitada innovación y aun insuficiente producción pero no así la Defensa en su conjunto, la cual mantiene una tendencia regresiva, por ejemplo en la desprogramación de los aviones Mirage en la Fuerza Aérea Argentina. Los mismos aunque completamente desfasados, brindaban la capacidad de intercepción supersónica tanto de día y de noche desde la base aérea de Tandil, al centro-sur, de la Provincia de Buenos Aires.
Las Fuerzas Armadas no han sido tampoco ajenas a las limitaciones en relación al acceso a las divisas y el bloqueo en la aduana nacional de equipamiento, repuestos y soporte necesario para la ejecución de sus lineamientos orgánicos, lo cual tiene una directa e inmediata influencia en sus capacidades actuales.
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Ante la proximidad de las futuras elecciones presidenciales, ninguno de los candidatos y sus plataformas mas representativas se han expresado acerca de la Defensa Nacional, hasta ahora solo el candidato de UNA, Sergio Massa, se ha expresado y haciendo énfasis la necesidad de utilizar las Fuerzas Armadas en la lucha directa, no en apoyo de FF.SS. como actualmente se realiza en los operativos desplegados en el noreste argentino. Lo propuesto se encuentra restringido por la reglamentación de la Ley de Defensa Nacional del año 2009. Es clave una discusión política acerca de esta circunstancia, ya que ante el cambio en la naturaleza de los conflictos en estas ultimas décadas, se hace cada vez mas difícil y menos común, el hecho de lograr identificar un enemigo el cual represente directamente a un estado nacional como dicta la lógica tradicional convencional de las Fuerzas Armadas y no así grupos armados o de delincuentes transnacionales.
Es importante nuevamente volcar la discusión hacia los centros urbanos, teniendo en cuenta que es muy diferente la recepción del instrumento militar asi como la identificación con el mismo, en base a lo que se percibe en las áreas periféricas. Es necesario profundizar tanto la crítica como los cambios, en pos de la construcción del sistema de defensa nacional, no tanto en discusiones superfluas o superficiales, sino en el hecho del contenido, la profundidad y el alcance del mismo. Sea por el hecho de reformarlo o si la sociedad así lo deseara, de desarmarlo definitivamente. Pero que esta decisión resulte en un compromiso asumido y consciente en base al Estado que deseamos tener.

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